Intenté
comunicarme con Dolina (telepáticamente) y no pude.
No
creo que se enoje por usar el nombre, él nos ha invitado a todos a entrar a su
bar del infierno.
Encualquier bar sucede que entre los parroquianos
algunos nos conocemos y tenemos afinidad; otros simplemente nos conocemos (de
vista, como se dice) y entre otros ni si quiera nos conocemos, ni sabemos
quiénes somos.
Entre
los que tenemos afinidad y, en algunas oportunidades, incluso, con los que
apenas nos conocemos, sucede que compartimos la mesa (para qué existen los
bares si no es para compartir la mesa, con lo que eso significa). Obviamente,
entre los que no nos conocemos, nunca compartimos la misma mesa (no porque nos
odiemos, simplemente por no conocernos).
Puede
suceder que entre los que compartimos la mesa, en alguna oportunidad –por esos
designios de días malditos- alguno tenga un problema personal con otro (alguna
discusión; o no le cae bien –cuestión de piel o de historia personal-; etc.),
entonces tiene la opción de levantarse de la mesa (o no se sienta) para no
compartir ese momento tan grato con el problemático. Nunca sucedió (estoy
totalmente seguro porque revisé la Enciclopedia Mundial de Bares -117 tomos,
pero vale la pena el 1 y 2) que el parroquiano que no quiere compartir la mesa
con el otro le haya dicho al dueño (o encargado, con esto de las
multinacionales, muchos bares perdieron a sus dueños) que le prohíba la entrada
a este; o, que dejándolo entrar, le prohíba conversar con el resto de los
comensales.
La
verdad que sería una locura que suceda esto.
Bien.
Existe un gran bar, inmenso; se podría decir que su superficie abarca
prácticamente la totalidad del planeta (urbanizado… tampoco se la vamos a hacer
creer tanto).
Ese
gran bar es o son las redes sociales; ese gran bar es google+.
En
él, nos conocemos entre algunos; entre otros hemos entablado una relación de
afinidad (charlando vía chat o compartiendo cosas, etc.) y otros no sabemos ni
quienes somos el uno y el otro.
Puede
suceder, también, que alguno, algunos o varios, se ofenda con lo compartido por
otro.
¿Entonces?
¿Nos levantamos de la mesa para no compartirla (que sería a través del bloqueo
de ese contacto)?
NO. El dueño del bar
(google+) no lo deja entrar más al recinto; lo convierte en un paria del ciber
espacio (me queda una duda: que pasa con la pluralidad para con el resto:
porque, el/los ofendido/s no es/son el todo).
Escribo
esto (y espero que quién lo lea, lo levante y lo comparta en la red) porque al
suscripto, El Profesor Golber, le suspendieron el perfil y, obviamente, solo
puedo leer y no compartir ni contestar a nadie ni agregar contactos (que hay
varios pendientes).
Sostiene
el dueño del bar (google+) que mi nombre no se compadece con su política de
nombres; me pide datos adicionales (se los doy) para corroborar no se qué (si
soy humano, se me ocurre). Pero el perfil sigue suspendido. En el se podía leer
que nací en Rosario, que actualmente vivo en Ushuaia, si se saca cuentas
(incluso con los dedos) se deduce que tengo 41 años (nacido el 16/10/70), que
Golber es el nombre de un personaje que hago en un programa de radio desde hace
4 años (Autógenos de Acá –viernes de 20 a 21 hs argentinas- http://www.ustream.tv/channel/radio-activa-ushuaia), que La Columna Torcida de Golber
nació en una revista local: Periódico Kuanip, etc., etc.
Claro,
ese perfil no dice que por partida de nacimiento me llamo Rodrigo Guidi (un
sujeto que hace un programa de radio hace 4 años, que escribe en Kuanip, que
tiene 41 años –nació igual que Golber (o al revés)- y que es profesor (o algo
así). Muchos con los que tengo afinidad (con los que chateo, me escribo mail,
etc.) saben que Rodrigo es Golber o que Golber es Rodrigo, incluso, algunos,
saben que ejerzo como abogado (por eso de transpirar el cuerpo para conseguir
el pan).
Entré
a revisar mis contactos y me encuentro con muchos nombres que, en el mismo
sentido, violaría la política de nombres y me pregunté, por ejemplo, si Juan esun nombre (Golber es un nombre); aún siendo Juan un nombre, me pregunté si Juan
es Juan… entonces llego a una conclusión: las redes sociales son un calco de
nuestras vidas diarias donde hay envidias, celos, intransigencia, pluralismo de
la boca para afuera y etc., etc., etc., etc.
Estimado/a
lector/a, tome esta entrada como una catarsis personal de Golber/Rodrigo; pero
reflexionemos al respecto: cuando digo que el otro está equivocado, estoy
erigiendo mi posición como absoluta, al menos única… y la realidad es que nadie
esta equivocado y nadie está acertado: todos somos pequeñas dudas que juntas
hacemos la Gran Duda: la vida.
Gracias
al bar (google+) porque en sus mesas conocí a Revista Perfiles (del Estado de
Nayarit, México) que reproduce las entradas; a los amigos de ADNCreadores que
reproducen y además les escribo inéditos a ellos (la entrada de más abajo es un
cuento sobre fútbol para ADNCreadores); a la Asociación Civil Caja de Goma que
me permitió asociarme; a los entrañables uruguayos de Laberinto Social, a
Silvia Gallo del blog Gente 2 Gente y muchos más con los que hemos compartido e
intercambiado ideas.
No
me interesa el estrellato, pero si quieren acompañarme con alguna palabra de
aliento (pueden insultar, también) me lo hacen saber a lacolumnadegolber@gmail.com o rodrigo_guidi@yahoo.es
Un
beso para todos.