Hoy
tengo ganas de reflexionar sobre Kuánip; el onas.
Cazador
extraordinario, luchador astuto y valeroso, dueño de poderes inigualables y un
insaciable amante; parece que este muchacho heredó de su padre un apetito
sexual sin igual y un pene gigantesco con el que poseía a la mujer que quisiera
y desde lejos, incluso. Cuentan que a menudo se lo veía en la playa cuando las
muchachas capturaban los peces que quedaban varados entre las rocas;
entonces el astuto se le acercaba a alguna por detrás y la penetraba sin su
consentimiento. Es decir, lisa y llanamente: la violaba; no demos más vueltas.
Esta
inclinación por el acceso carnal de prepo, a lo guapo; digamos, sin caricias
previas, sin siquiera un “yo también te amo”, le valió, por aquel entonces, el
mote de violeta; aunque dicho sobrenombre se guardara en el más estricto
secreto, pues, si bien los onas no aprobaban esta inclinación perversa quién le
iba a decir algo al que la tenía más larga; cosa que, además, Kuánip, se
encargaba de hacer saber a cada rato (porque tampoco es el caso de tenerla
larga y no presumir de ello, ¿o no?). Algunos atribuyen esta
inclinación al hecho de haber nacido de su padre y de su propia hermana, siendo
a la vez hijo, sobrino y nieto. Flor de quilombo te queda en el balero.
Ahora
bien, como el ser humano es idiota y se olvida rápido de las cosas y los onas,
gracias a la Bula Papal “Sublimis Deus” del 1537 del Papa Paulo III son
humanos, pronto olvidaron las andanzas de nuestro hombrecito y perdonaron todas
sus fechorías simplemente porque mató al gigante Chásquels y a su hermana. De
verdad, yo hubiera hecho lo mismo: la muerte de dos gigantes bien valen el
perdón social.
Y
así Kuánip fue respetado hasta el último de sus días por ser el que la tenía
más larga. Y dejó descendientes. Muchos.
Quién
no se cruzó en la calle con algunos de estos descendientes, que te refriegan
por la cara que la tienen más larga que vos, que se pasean en autos lujosos
(que aún no han pagado), y que te ignoran porque no te tienen en la agenda de
su celular. Quién no se cruzó con ese o esa que te desfilan la ropa quellevan puesta sin que les importe que fue confeccionada con la vida esclava deobreros pauperizados. Quién no ha sufrido la teoría del primer avión de la
mañana, (como dice un amigo mío): por no llegar temprano no tenés derechos,
entonces, en lugar de ser un pionero sos un okupa; en lugar de hacer arte, hacés
artesanías; en lugar de ser un revolucionario, sos un sedicioso. O lo que es
peor: como no aceptas el sistema, sos un excluido.
Y
bue. Son las cosas de la vida, son las cosas del querer. Al que madruga…