De todos los modelos de autogestión promovidos, a mí entender, se ha dejado
afuera el más importante: la autogestión sexual.
Un
rasgo común de los nuevos movimientos sociales es el impulso que brindan al
desarrollo de emprendimientos autogestionados. Inicialmente concebidos como una
respuesta espontánea a la crisis, esos emprendimientos autogestionados sostienen
hoy la utopía de un desarrollo económico alternativo al del mercado
capitalista.
Ahora bien, de todos los modelos de autogestión promovidos, a mí entender,
se ha dejado afuera el más importante: la autogestión sexual.
Sin dudas el neoliberalismo con su entronización del mercado como única
realidad posible, ha calado muy hondo en nuestro ser y, quién más quién menos,
aún no puede despojarse de esa estirpe de José Paganini promovida por la gran
oferta del tipo amatorio que uno desee. Sin embargo, no todo es un simple
materialismo; un intercambio de vil metal por apenas unas horas de pasión; hubo
desarrollo intelectual también: por ejemplo la ya clásica teoría diferenciadora
entre puta y prostituta basada en el merceranismo amatorio de la segunda como
forma de trabajo superadora de una necesidad y el simple gusto del goce de la
primera como forma de ascender socialmente.
Tampoco se puede desconocer que nosotros, los hombres, también hemos
incursionado en esa actividad económica organizando entregas a domicilio de
nuestra flecha cupidesca, allanándonos a la nueva realidad de igualdad de
género.
Hoy la cosa es diferente. La economía social como economía alternativa al
mercado capitalista nos abrió la posibilidad de autogestionarnos en todo,
incluso en lo sexual. No obstante sigue habiendo ciertos tabúes que deben ser
desterrados para acelerar el desarrollo de este nuevo modelo amatorio, que
puede ser, porque no, superador de varios de los existentes.
La autogestión sexual es el marco necesario para la libertad de la libido.
Partiendo de este concepto se nos abren infinidad de aspectos positivo de esta
autogestión y así aceptar que, aquel que lo desee, por
insatisfacción, necesidad o alternativa, pueda masturbarse sin culpa, censura,
castigos ni temores. Además, esta práctica individual promueve, sostiene y
desarrolla la imaginación, tan necesaria en un mundo alienado como el actual.
Quién podrá negar que a través de su autogestión no haya llevado al extremo su
imaginación, ideando cual director de cine porno, escenas lujuriosas y
atrevidas con la vecina del 4° C o con la compañera de trabajo que luce escotes
infartantes.
Entonces no está mal que en esta era donde el mismo Estado impulsa, avala y
hasta subsidia emprendimientos de autogestión, se le dé un marco legal a la
autogestión sexual. Y el marco legal existe; habría que explotarlo sin culpas. La
mayoría de los países cuenta con una ley de Educación Sexual Integral, cuyos
objetivos, en general, siempre prevén "brindar
conocimientos y promover valores que fortalezcan la formación integral de una
sexualidad responsable". No estaría, entonces, de más que en los programas de educación sexual se
incluyera un capítulo destinado a la masturbación y otras formas de expresión
sexual. Sería una manera más de preparar al adolescente para una vida sexual
plena y responsable. Por ejemplo, sabemos que los varones, con o sin culpa, nos
hemos autogestionado sexualmente mucho más que las mujeres, a quienesculturalmente se le ha reprimido e inhibido esta posibilidad, y resulta que
aquellas mujeres que padecen anorgasmia, en sus antecedentes
sexuales no registran el haberse masturbado, lo que permite avizorar una falta
de permiso para explorarse y reconocerse genitalmente y esto se liga con la
dificultad de llegar al orgasmo.
Desde que nacemos
somos seres sexuales porque respondemos a pulsiones, a una necesidad de
reconocimiento corporal o de satisfacción del deseo a través de caricias en los
genitales. Sin embargo entre nuestros educadores esto sigue siendo tabú y están
quienes piensan que esta actividad en los pequeños debería reprimirse con un
castigo.
Cabe aclarar que una
práctica ininterrumpida de esta actividad me ha demostrado la falacia con la
que me corrían de pequeño: “Si te hacés
la paja te vas a quedar ciego, impotente, pelado, te van a crecer pelos en la
mano o vas a tener más pecas, se te van a secar los testículos o se te va
a caer el clítoris”.
Resumiendo: la autogestión
sexual nos acompaña hasta nuestros últimos días y se trata de una práctica
íntima, privada, que puede asociarse o no con la relación que se tenga con los
otros. Es una manera de mantener activo el erotismo y muchas personas recurren
a esta práctica en momentos donde no pueden, por circunstancias especiales, tener
relaciones sexuales con sus pares; por insatisfacción; por soledad o como una
variante más en el infinito marco de posibilidades que permite el encuentro
amoroso.
Creo que quienes se han masturbado y no nos han dicho nada son nuestroseducadores sexuales. Lo digo porque veo que se han quedado ciegos y no ven que
la masturbación es algo positivo; por el contrario, al no hablar de ella, la
siguen reprimiendo.
Hasta la próxima.
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