En este espacio cada estereotipo ciudadano tiene su lugar. No me voy a reír de ellos, sino con ellos y vos podes prestar tu risa

miércoles, 22 de febrero de 2012

LA CONDUCTA DE LA CUCARACHA COMO FACTOR DE DESESTABILIZACIÓN SOCIAL



¿A quién no le dan asco las cucarachas? Insecto repugnante si lo hay. Están por doquier: minan nuestro trabajo, el barrio, las escuelas y los centros políticos. Lo loco es que pasan desapercibidas a los ojos de los más, mientras que para algunos son fuentes de inspiración.


La cucaracha es un verdadero fósil viviente. Se trata de uno de los más antiguos moradores de la Tierra, ya que asistió al nacimiento de los dinosaurios y a su extinción; fue testigo de la formación de las cadenas montañosas como los Alpes, las Rocosas y los Andes; presenció la formación de los yacimientos de petróleo y carbón del mundo y también el avance y retroceso de los glaciares.
Es un bicho que existió, existe y seguirá existiendo más allá de nuestro paso mortal por esta vida.
Este insecto posee algunos atributos extraordinarios.
Habita cualquier lugar del planeta, desde los más cálidos como el Sahara hasta los de temperaturas más frías. Se las puede encontrar instaladas en cualquier lugar. Devora prácticamente cualquier cosa, desde pimpollos de orquídeas hasta zapatos. Pero además pueden sobrevivir largos períodos de ayuno, ya que soporta un mes sin agua ni comida, dos meses a agua sola y cinco meses con comida aunque sin agua. La cucaracha tiene un medio de protección poderoso en sus glándulas, que despiden un olor pestilente que hace que muchos animales no se la coman. Sus hábitos nocturnos han contribuido grandemente a consolidar su persistente dominio.
Como se observa, se adapta a cualquier lugar; cualquier espacio que consiga lo transforma en su hábitat, arrasando con todo lo que encuentre a su paso.
Se reproduce con asombrosa fecundidad. Algunas hembras han tenido hasta 180 crías en 300 días y si el medio es favorable, la población aumenta con fabulosa rapidez.
Son difíciles de combatir pues la población llega a un nivel máximo y fluctúa alrededor de ese nivel hasta que se vea afectado y disminuya. Cuando sucede algo que afecta a la población y la reduce, la tasa de reproducción aumenta para compensar esa reducción, de manera que la población llegue a sus niveles habituales una vez que desaparezca el suceso reductor.
Tiene dos costumbres que la hacen totalmente poderosa: vida nocturna y revolcarse entre la basura. Durante la noche, mientras todos dormimos, ellas gestan su invasión y su vocación por relacionarse con la basura hace que nosotros las detestemos y evitemos su presencia. Soportan, además, altas dosis de radiación; sin embargo, mueren con facilidad ante el calor excesivo ya que carecen de mecanismo regulador de temperatura.
Esto último es trascedente en la lucha para su extinción. No cualquier cosa lo debilita; su falta de mecanismo regulador de temperatura lo torna en un ser frío, insensible, indiferente, desapasionado, inmutable e impávido; que no responde ante ninguna recriminación nuestra, ni mucho menos ante los reclamos por su asquerosa presencia.
Un estudio encarado por la Universidad Ecléctica de Bombal demostró que las cucarachas dejan rastros químicos en su excremento, así, otras cucarachas siguen esos rastros para descubrir fuentes de comida y de agua, y también para descubrir dónde están escondidas. La investigación ha mostrado que la toma de decisiones basada en el grupo presenta un equilibrio entre cooperación y competencia.  Otro estudio prueba la hipótesis de que las cucarachas utilizan sólo dos informaciones para decidir dónde esconderse: qué oscuro está y cuántos de sus amigos están allí. Contrario a las creencias comunes, las cucarachas no viven en nidos, ni salen a buscar alimentos para llevar a otros miembros de la "colonia", como lo hacen otros insectos sociales, sino que se hacinan en grupos, en distintos lugares que les permitan continuar su desarrollo y reproducción con abrigo y seguridad, causando daño y contaminado esos lugares. Lo que las reúne son las feromonas agregadas en las heces fecales, más no un verdadero sentido de "familia".
Es decir, lo que las une es la propia cagada que van dejando a su paso, de manera tal que la que viene atrás reconoce el paso anterior de un congénere entendiendo que ese es un lugar apto para desarrollar su potencial.
Haciendo un mea culpa, debemos reconocer que no todos somos lo limpito que deberíamos ser, siendo, en parte, nuestra suciedad la que permite la existencia de este ser despreciable. Para colmo el asco que nos generan hace que nos alejemos de su presencia dejando, así, el espacio a disposición y discreción de ellas.
Civilizaciones enteras han sucumbido al poder de estos insectos. Son cada día más y ocupan cada vez más lugares.
Iniciemos el proceso de extermino. Cualquier parecido con un compañero/a de trabajo es eso…un parecido.
Un abrazo.

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