En este espacio cada estereotipo ciudadano tiene su lugar. No me voy a reír de ellos, sino con ellos y vos podes prestar tu risa

lunes, 26 de marzo de 2012

LA UNIVERSIDAD ECLÉCTICA DE BOMBAL


Hoy voy a contar la historia de la Universidad Ecléctica de Bombal; casa de Altos Estudios (altos porque estaba en el primer piso de una antigua casona) que me ha condecorado con el título de Profesor Emérito (del latín e-. “fuera de”: Emérito; Eliminar; Etc.).

Dicen las malas lenguas –y otras no tan malas- que esta Universidad fue fundada allá por la segunda mitad del siglo XIX (1863) y la ubican geográficamente en la margen oeste de la Laguna Setúbal o Guadalupe (no hay acuerdo sobre el nombre del espejo de agua). Sin embargo los historiadores revisionistas ofrecen datos –no documentados- que establecerían su fecha de fundación por el 1937, ubicándola en el ejido urbano de Los Quirquinchos. Quienes nos formamos intelectualmente en esta Universidad preferimos no perder tiempo en discusiones superfluas y, reunidos en el Principado de Bombal, partimos la diferencia y establecimos como fecha de fundación el 1 de enero de 1900.
El eclecticismo marcó a la Academia desde su fundación. Sin embargo, no fue óbice  para que desarrollara las grandes teorías que, con el tiempo, serían su orgullo y la envidia del resto.
Nadie puede desconocer la elaboración de la célebre Teoría de los Grises (no todo es blanco o negro, hay grises también); o su fundamental y gran aporte al fútbol argentino con su Teoría del Promedio (recientemente puesta en duda por el efecto búmeran). Como tampoco nadie puede hacerse el distraído en cuanto al gran aporte a las ciencias a través del desarrollo de las dos grandes fórmulas que revolucionarán el futuro de la humanidad: la electricidad en polvo (que actualmente se vende en bolsitas de 197g) y el agua deshidratada (que solucionará a futuro el grave problema de la sequía).
Y podría seguir enumerando una serie de teorías y desarrollos más que fueron elaboradas en esta Universidad, pero pecaría de insolente al establecer un número que seguro estaría en el medio de la verdadera cantidad.
Ahora, si realmente se debe atribuir a algo el renombre internacional que logró la Universidad Ecléctica de Bombal es sin duda alguna –o con alguna duda- el célebre enunciado de su padre fundador, Don Nicanor Amilcar Malatesta: “Yo no soy quién hizo las cosas que hice ayer, sino el hombre que fui ayer.
Se puede leer en la crónica de ese momento que Don Nicanor condujo su automóvil a las afuera de la tranquila ciudad de Las Breñas, donde apuñaló a su suegro y a su suegra, causándole a ambos la muerte, a la vez que atacaba y dejaba inconsciente al perrito de sus padres políticos. Ensangrentado y sin poder responder en última instancia porqué había atacado al perrito (lo de los suegros podía entenderse), le dijo a la policía no recordar nada sobre los asesinatos, y soltó la frase “Yo no soy quién hizo las cosas que hice ayer, sino el hombre que fui ayer”. Después de un año de investigación, como era de suponer debido a su influencia académica, fue sobreseído por los homicidios y tuvo que adoptar al perrito de sus suegros. Nacía con el gran enunciado de Malatesta la corriente filosófica del olvido; de a lo pasado pisado.
Esta casa de estudios abrió sedes en todo el mundo y desde hace algunos años han egresado grandes baluartes y cultores de la corriente filosófica que se destacan en distintos ámbitos de la vida diaria. Hay gente a la que le resulta muy fácil escribir con la mano sabiendo que mañana lo van a borrar con el codo, o defender elocuentemente aquello que ayer aborrecían. Y la vida sigue y ellos siguen caminando por las calles sin que nosotros los condenemos.
Pero bueno, de alguna manera, todos somos egresados de esta Universidad y como se sabe que un título da prestigio, hoy propongo la creación de un colegio profesional para matricular a todos los olvidadizos sistemáticos, de manera que podamos tener un control del ejercicio de la filosofía del olvido para que no sea, en el fondo, tan chocante ni grosera.
Siempre se puede perder la memoria…si están de acuerdo, me lo hacen saber y nos empezamos a colegiar.

lunes, 19 de marzo de 2012

CHARLAS DE CAFÉ. SEGUNDA ENTREGA




Volví al cafecito en el bar. Estaba el Profesor Autunez, ¿se acuerdan? El que sostiene que es muy difícil para la mujer sobrellevar su belleza natural y que es nuestra obligación hacerle más liviana esa carga mediante la delicadeza del piropo idílico. Estaba, como es su costumbre, abstraído en la lectura.
-¿Cómo le va, Profesor?
-¿Qué dice, Golber?
-¡Eso!...¿cómo le va?
-No sea pánfilo, Golber, es un formalismo utilizado para responder a un saludo; en este caso el suyo.
-Pero así no vamos a llegar a ningún lado, Autunez. No vamos a poder mantener un diálogo coherente si ni siquiera podemos empezar bien.
-¿Y porqué empezamos mal?
-Porque parece que cada uno de nosotros está en un mundo paralelo al del otro. Yo le pregunto cómo le va, para saber cómo está, cómo anda; y usted me interroga, y encima me dice que es una forma común de responder a mi saludo. Si yo le pregunto cómo le va, usted puede contestarme bien o mal; pero nunca que dice. ¿Y si yo le respondo a su interrogatorio?
-Hágalo, Golber, hágalo.
-Y que quiere que le diga, Autunez. Tengo tantas cosas por decir que termino sin saber que decir.
-Tiene razón, Golber. Empezamos mal. Pero no se preocupe, no es un problema nuestro. La sociedad está igual; nadie se entiende cuando habla, o lo que es peor, como dijo usted, hablan en paralelo sin tener ningún punto de contacto entre sus discursos; como si lo que dijera cada uno fuera un compartimiento estanco.
-Bueno, bueno, Profesor; no quise calar tan hondo en su enojo.
-No estoy enojado, pero escuche: “Intenta adaptarte al ritmo de su pelvis, y un consejo: mantén la cabeza hacia abajo con la nuca relajada. De esa forma los músculos de la espalda estarán flexibles y podrás seguir sus envites con todo placer. Cuando estés a punto de alcanzar el orgasmo, dile algo para hacérselo saber y, si quieres llegar a nota, contrae los músculos pubococcígeos para lograr una fricción añadida sobre su pene que aumentará la intensidad de las sensaciones. Luego, echa tus brazos atrás y sujétale por el trasero para que su penetración sea más profunda.”
-A la pipeta, Autunez.
-Shh, siga escuchando: “El lema es: despacio pero sin pausa. Empieza por un buen masaje. Colócate detrás de él, de forma que sienta el roce de tus pechos contra su espalda. Acaríciale el torso y masajéale el pecho con un poco de aceite aromático. Rózale los pezones y ve descendiendo lentamente tus manos hacia su abdomen y sus muslos. Deténte en los testículos. Dedícales tiempo y caricias suaves mientras con la otra mano, te deleitas con su pene. Cuando te acuestes en la cama, túmbate de lado, en la posición cucharita. Levanta tu pierna y apóyala sobre su muslo, y con cuidado, guía su pene hacia tu vagina. Para quienes quieran conseguir puntos extra de placer, he aquí un truco: haz una ve corta con tus dedos pulgar e índice, colócalos sobre tu vagina y acompaña los movimientos de empuje de tu chico con pequeñas presiones de tu mano sobre tu sexo.”
-¿Me está escuchando, Golber?
-Atentamente, Profesor. Me deja con la boca abierta.
-“Frótate lentamente contra él, deslizándote sobre su vientre y trazando un ocho imaginario con tus movimientos. Durante los juegos previos, túmbate boca arriba, con las piernas separadas y los brazos por encima de tu cabeza (detrás de la nuca o agarrando la almohada). Es un gesto claro de que te ofreces a él y eres toda suya. Invítale a que se deslice sobre ti y te penetre. Sube las piernas y apóyalas sobre sus hombros. Así, podrá tomarte por los tobillos y buscar el ángulo más idóneo para que disfruten los dos.”
-¿Y? ¿Qué me dice, Golber?
-Ahora entiendo su saludo tan poco ortodoxo. Que quiere que le diga; si hace un rato estaba con la boca abierta, ahora me dejó mudo. Perdón, ¿de seductor nato ha pasado a ser gurú del sexo?
-¡Ojalá! Lo que acaba de escucharme no son consejos ni reflexiones mías. Son recomendaciones para ser buena en la cama, que una afamada revista femenina ofrece a sus lectoras y que, a través de su portal, están al alcance de cualquier adolescente sin educación sexual, o con una pobre educación producto de tabúes (Cosmopolitan. www.cosmohispano.com)
-Me pregunto y le pregunto, Golber: ¿me equivoco cuando digo que la sociedad habla con discursos paralelos?
-No entiendo, Autunez. Expláyese.
-Por un lado las chicas que ejercen libremente la prostitución vienen llevando una fuerte lucha para que se reconozca su actividad como cualquier otro trabajo; haciendo una gran diferenciación entre la trata de personas y el trabajo sexual, reconociendo que éste último puede resultar un espacio propicio para la trata pero que no necesariamente conduce a ella y, que vale recalcar, repudian (yo le agregaría que sería algo así como prohibir las textiles porque se encontraron personas en estado de esclavitud en algunas fábricas y que no me caben dudas que esas personas puedan encuadrar en la definición de trata de personas). Sin embargo, los/as pseudosrepresentantes de la ALTA moralidad, se escandalizan por las trabajadoras sexuales –no así por esos “empleados” de fábrica o aquellos “peones” de campo-; las demonizan como gestoras de la decadencia moral de la sociedad; las invisibilizan porque no deben ser vistas o les prohíben contratar espacios publicitarios.
-No entiendo, Golber. ¿Por qué esta cruzada contra las meretrices y no contra esa revista que les enseña a las chicas como satisfacer y satisfacerse sexualmente?
-¿Será, Autunez, porque esa revista es para gente bien y si enseña a prostituirse lo hace para un estamento social impoluto?
Que el lector lo diga.

lunes, 12 de marzo de 2012

SERIE GRANDES ACTORES DE LA SOCIEDAD II


La Condesa De Loreto

Fiel a la costumbre de rescatar a esas personas que han contribuido al engrandecimiento de la sociedad y que por motivos oscuros, a veces indescifrables, los libros de historia se niegan a darle un espacio; hoy les traigo la historia de la Condesa De Loreto, de quién, además, soy amigo.
María Concepción Eduviges Feliz Cleo Adelecia Dafrosia Zumalacarregui Dufour Palomino y Compostizo, Condesa De Loreto.
Se discute el origen de su título de nobleza; en realidad, nobleza obliga discutir su título. Hay quienes sostienen que el título lo debe a la fortuna de su acaudalado primer esposo, Don Loreto, un señor mayor dueño de un emporio de papel picado en época en que el carnaval era una verdadera fiesta popular (y no como hoy que resulta un simple restablecimiento de feriado). Se cuenta que este buen hombre, hábil en los negocios, amasó su fortuna vendiendo siempre el mismo papel picado que recogía del suelo una vez terminada la fiesta. Fallecido el magnate y con la fortuna heredada, María habría comprado el título de Condesa a un pícaro mercader de títulos y textiles que la visitaba los fines de semana en su casa, anexándose, luego, el apellido de casada. Otra tesis bucea en un pasado non santo de esta envidiable mujer. Recuerdan la existencia del exquisito prostíbulo Loreto, punto turístico de referencia de la localidad Estación El Gaucho, donde esta dama era la atracción principal del show (según supieron reconocer ciertos visitantes) bajo el seudónimo artístico La Condesa.
Como todo en la vida no es blanco ni negro, sino gris (famoso desarrollo teórico de la Universidad Ecléctica de Bombal); es entonces que ambas hipótesis sobre los orígenes de su título no están muy alejadas de la verdad. Yo que la conozco bien puedo afirmar que su título proviene de su familia, dueña del Condado de Loreto, ubicado en el centro geográfico de la provincia de Santiago del Estero y, acá está el roce entre ambas hipótesis, famoso por ser la Capital Nacional del Rosquete y Sede del Festival del Rosquete que se celebra durante el mes de febrero.      
Mi acercamiento a esta dama fue a través de su segundo esposo, Nicanor Bouteller; famoso piratón de aguas dulces y bomvivant de la Isla El Espinillo. Fuimos presentados en oportunidad de un extraordinario evento gastronómico, organizado por La Condesa, para recaudar fondos para la Fundación Los Pibes Descalzos, que ella preside.
La vida de esta Gran Señora siempre estuvo referenciada por el amor a los demás; el prójimo necesitado ha sido siempre su desvelo, convirtiendo su propia vida en un derrotero de altruismo. Incansable en la lucha por los más necesitados, sus actividades constantemente apuntaban a recaudar fondos (muuuuchos fondos) que luego su Fundación distribuía en caridad. Por ejemplo: aquella comilona en la que la conocí, a la que asistieron alrededor de mil personas entre importantes empresarios, políticos y descollantes personajes de la farándula y cuya tarjeta tuvo un valor de $ 1.000; sirvió para que su Fundación le diera de comer arroz con menudos (que fueron donados) a cerca de diecisiete chiquitos de la calle. Recuerdo su cara, emocionada, recorrida por algunas lágrimas, al ver como esos chicos devoraban ese plato apenas tibio. Recuerdo, también, aquella fuerte interpelación al ministro, recordándole que los sin techos que vivían en el viejo galpón del ferrocarril debían ser considerados con dignidad; yendo ella misma, en persona, con hermosas y coloridas cortinas entre sus brazos hasta el viejo galpón, para adornar sus ventanales (algunos sin vidrios) y hacer un poco más colorida la vida de esa pobre gente.
Su hija, la Infanta Blanca Bouteller Zumalacarregui Dufour Palomino y Compostizo (pudieron anotarla con tantos apellidos porque tienen un amigo en el Registro Civil), que empieza a dar sus primeros pasos, despunta el mismo vicio que su madre. Pequeña y angelical, se sacó de su preciosa boquita el caramelo que estaba chupando y me lo extendió adorablemente con su delicada manecita (claro, previo haber visto que su madre acababa de servir unos riquísimos bombones). De tal palo, tal astilla; eso es muy bueno porque seguramente será la continuadora de la importante obra que viene realizando su progenitora.
La última vez que la vi compartimos una frugal cena en su piso exclusivo con vista al río e indignada –y hasta dolida diría yo- me dice: Golber, estoy cansada. Ahora me acusan de lavar dinero con mi fundación. Solo pude responderle que la gente es mala y comenta.
Cualquier parecido con alguien que usted conozca, es eso: un parecido.
Nos vemos.

jueves, 8 de marzo de 2012

LISÍSTRATA Y SU HUELGA DE SEXO


UN POCO DE HISTORIA

Se reconoce en Lisístrata, bellísima mujer de la antigua Grecia, a la primera mujer que lucha por sus derechos. En realidad habría que decir que va más allá: es la primera revuelta popular pidiendo por el fin de la guerra y por la paz, encabezada por una mujer.
En realidad Lisístrata es una obra de teatro del dramaturgo Aristófane, hombre bohemio dedicado al teatro y de ligero vivir. El primer hippie de la historia, podríamos decir. Sin embargo, sus andanzas mundanas, nos hacen suponer que algún contacto de fluidos tuvo con esta muchacha Lisístrata.
Según nos dicen, esta señorita encabezó (y nunca bien dicho) una huelga sexual, también recordada (fundamentalmente por los griegos) como huelga de piernas cruzadas o huelga de la bayaspirina, para poner fin a la guerra del Peloponeso. (No nos olvidemos que por aquellas épocas, el hombre tenía solo una forma de demostrar su hombría: yendo a la guerra).
Flor de bolonqui generó la muchachita Lisístrata: “muchachos, sigan en la guerra y no ven más la cara de Dios, dejen la guerra y volvemos a los menesteres domésticos.”
Lisístrata convenció al resto de las mujeres que dejaran a sus esposos, novios, amigovios, parejas, amantes, (vecinos, sí, porque en aquella época era como sucede hoya acá, la dueña de casa tenía en el fondo –que se accede por un pasillo- 1 o 2 departamentitos alquilados, y bueno…sucede que si no tenés plata la señora de la casa te cobra en especie) y se refugiaran en la Acrópolis (la parte más alta del pueblo y donde estaba el templo).
Al principio los muchachos pensaron que era una pavada más de las mujeres. Pero fueron pasando los días y las chicas no bajaban (la casa ya estaba toda sucia, las túnicas sin planchar, el bobi no tenía comida y la falta de sexo se hacía sentir –algunos hombres ya se miraban con ganas-). Y entonces comenzaron a pedirles a sus mujeres que bajen: dale gordita, bajá, no seas tan jodida; otro: flaca si no bajás no ves más; o que culpa tenemos nosotros si los soldados van a la guerra; y cosas por el estilo.
Lisístrata, inmutable. No. No bajamos un corno hasta que no se termine la guerra y jódanse. Hablen con los soldados y listo.
El caos en la ciudad ya era impresionante. Los papiros eróticos estaban a la orden del día y la autogestión sexual (o sea, la masturbación) ya resultaba insuficiente. Así que los hombres, enlechados hasta el cuello, deciden negociar y la paz se restablece en la ciudad. Más que la paz, se restableció el sexo perdido.
Y así es recordada Lisístrata como la primera mujer en llevar adelante un reclamo.
En esta figura se inspiraron los primeros movimientos feministas de la historia.

martes, 6 de marzo de 2012

LO MAL QUE SE VIVE…LO BIEN QUE SE ESTÁ


Pensando en comprarme un vehículo y en el interrogante social por no tener auto, seguí pensando en mis necesidades urbanas: ¿es tan necesario que me compre un vehículo cuando aún no tengo casa propia?




Hace unos días pensaba que me tengo que comprar un vehículo. La verdad, es que se necesita un vehículo en la ciudad, te da libertad de movimiento. Pero más allá de esa libertad, necesito un vehículo para dar respuesta a la gran inquisición social: ¡cómo!, ¿no tenés un auto?; ¿cuánto hace que trabajás acá?
Pensé…pensé…luego existí. En realidad por estas tierras primero se existe y después se piensa (se piensa como pagar esa existencia), entonces decidí que es mejor comprar el vehículo que ahorrar para una casa. La casa no se ve si nadie me visita; en cambio con un vehículo me paseo por toda la ciudad mostrando mi opulencia a esa miserable gente que debe trabajar todo el día para apenas sobrevivir.
Entonces, reflexionando y pensando, decidí que lo mejor es comprarme una 4x4. Como me habían dicho que era raro que después de tanto tiempo en la isla (sí, vivo en una isla; por eso es tan importante un vehículo) no tuviera un auto, yo pensé –viendo a mis compañeros motorizados- que por trabajar en el Estado (sí, las islas también tienen Estado) me lo daban; así que, decidido, me fui corriendo a una agencia de autos.
En la agencia me atendió un muchacho –muy amable- al que le presenté toda la documentación que acredita mi relación de dependencia con el Estado, y le dije: “Quiero ESA 4x4”, señalando indiferente una camioneta del montón; a lo que me respondió –amablemente- dándome el precio y las distintas formas de pago. ¿Cómo –le dije- no me la regalan por hacer tanto tiempo que vivo en la isla y trabajo para el Estado Isleño? ¿El Gobierno no me da una camioneta? ¿Para qué gobiernan los políticos, entonces? El muchacho –insisto, muy amable- sonrió y yo supe que había caído en un error y me sentí un boludo (lo lógico es que el político se dedique a “cosas más serias” como gobernar sin corrupción –se acuerdan de….- que preocuparse por los que no tenemos vehículos).
Tal cual como había entrado, salí corriendo de la agencia –acción natural de aquel que no tiene camioneta- y me fui al trabajo a hablar con la gerencia de RR.HH. (qué bárbaro, ahora los humanos somos recurso) y les pedí un adelanto de sueldo, amparado en mi completa y absoluta disposición y constricción al trabajo (va…en mi obsecuencia). Luego de dos horas y media de discusión acerca de definir los nuevos términos de obsecuencia, de mala gana accedieron a mi solicitud.
Plata en mano, frente bien alta, sacando pecho; volví a la agencia y me compré la 4x4. Usada, por su puesto. Con el dinero que me adelantaron no me alcanzó para una cero. En realidad la plata no me alcanza para nada –aún con dos trabajos-; entre el alquiler; el crédito que saqué el año pasado para pagarme las vacaciones de enero de este año; el otro crédito que saqué para pagar la mitad del primero y comprarme el LCD 42’’ en el que veo solamente los partidos de fútbol (y solamente por partida doble: porque es lo único que veo –prácticamente estoy todo el día afuera trabajando y no tengo cable porque no me alcanza la plata- y los veo solo porque no invito a nadie a mi casa); la ropa –de marca, lógico, que es la única que queda bien- y algún que otro gasto cotidiano; apenas si me alcanza para comer (menos mal que el estómago se acostumbra al arroz y las verduras).
Pero todo ese sufrimiento bien vale la 4x4. Ahora me paseo por la ciudad; mis compañeros de trabajo dejaron de mirarme con desprecio y empiezan a admirarme por mi crecimiento económico –vos sí que andás bien, me dicen- y la vecinita de enfrente ya me sonríe.
Qué bueno. Ahora voy a disfrutar de mi nuevo status social. Hasta luego.

viernes, 2 de marzo de 2012

CHARLAS DE CAFÉ


Donde la humanidad tiene sus orígenes

La mesa de café, ese claustro de la Universidad de la Calle que ha graduado excelsos pensadores; poetas de sensibilidad profunda; tahúres del amor y vendedores de estampitas.



Ese lugar abierto a las grandes discusiones filosóficas (donde se produjo el desenmascaramiento de Platón como el primero en utilizar la técnica de cortar y pegar); ese espacio desde donde se han armado las mejores selecciones de fútbol (aunque nunca la AFA le prestó atención); ese reducto íntimo que ha dado los mejores ministros de economía (que nunca pudieron ejercer su ministerio más allá del pocillo de café) y  por qué no, ese mundo minimalista donde la mujer es objeto de veneración y reduccionismo, pero por sobre todas las cosas, de deseo.
Siempre fui de la idea que la mesa de café debe ser una política de estado, aunque no llego al extremo del Bocha Forgués que proponía la creación de un Ministerio de Bares, Tabernas y Afines. Pero si una obligación, como el ir a votar; desde los 18 años y hasta los 70 años debe ser obligación para todo hombre reunirse, al menos una vez a la semana, con sus pares en una mesa de café (en épocas de voto igualitario y para evitar ser denunciado por discriminación, esta obligación se podría extender a las mujeres, pero como ámbito de reunión la peluquería). Así uno puede descargar tensiones, compartir éxitos, mancomunarse en esa desilusión por la derrota del equipo de los amores y volver a casa descargado, libre de toda angustia y saborear sin rencor el guiso con poco condimento que la patrona preparó (sepan las mujeres que un guiso con poco condimento si no lleva al matrimonicidio como medida extrema, es causal de nulidad del matrimonio).
Y bueno, así la cosa, volví a la mesa de café buscando a los viejos partisanos del bagaje cultural ciudadano. Como mi amigo Polo para quién el año ya está perdido cuando febrero entra en sus últimos días; o el flaco Aureliano (del que nunca supimos su apellido pero lo bautizamos Buendía como el coronel de Cien años de soledad, por su educación y amabilidad que siempre lo llevaba a saludar con un “buen día” sin importarle si se trataba del día, la tarde o la noche) que descubrió a partir de una agudizada técnica auditiva que son diferentes el taconeo de una mujer biológica al de otra por género e intenta vender sus conocimientos a éstas últimas para que logren un mayor grado de expresión corporal femenina. Reencontrarme, también, con el profesor Autunez, quién sostiene que es muy difícil para la mujer sobrellevar su belleza natural y que es nuestra obligación hacerle más liviana esa carga mediante la delicadeza del piropo idílico (suponemos que su altruismo don juanesco es un escapismo a su mal agraciada figura).
Eso es lo que tiene la mesa de café y por lo que no debemos perderla. Es esa filosofía barata y zapatos de goma que nos hace ver la vida con ojos diferentes; que nos permite encontrar la respuesta adecuada a cada interrogatorio existencial.  Porque, créanlo o no, ese adminículo de madera, cuadrado, con cuatro patas, es el confesionario secular de nuestra era y es en donde no falta aquel, que como el petiso Gómez o Gomecito para no ser tan hiriente, hace las veces de párroco civil que te escucha y te da una palabra de ayuda, de aliento; aunque Gómez no se caracterice por ser profundo y mucho menos sutil (el manco lo apodamos por su falta de tacto).
Y si, volví a la mesa de café con la expectativa del reencuentro con esos filántropos intelectuales…pero me encontré solamente con el sordo Gutiérrez.
--Los demás vienen muy poco y de vez en cuando, me dijo y continuó en un tono amargado, es que las cosas cambiaron, Golber, ya no es como antes. Fíjese, mire el mobiliario, esto parece más una casa de decoraciones que un bar; hasta las picadas nos llevaron, ahora son tablas, vio, tabla de frutos del mar, tabla de fiambres patagónicos, tabla la doncella escondida y que se yo. Ni fumar podemos. Sin ir más lejos, el otro día cuando Gomecito le decía al tordo Martorello que debía fundar la defensa del Ricardito en que el Gitano ese se lo merecía por ser un hijo de puta, vino el mozo y le pidió que no hablara más en esos términos porque a las señoras de al lado les molestaba. ¿Y qué tenían que hacer esas señoras en el bar, pregunto yo?, me dijo indignado. Pero está bien, se auto respondió. Es culpa nuestra. Le dimos la llave de la camioneta; las dejamos entrar a las canchas de fútbol y ahora, hasta de fútbol hablan; nos están robando el patriarcado del asado y ya ni nos consultan que corte de carne deben comprar. De todo eso a desalojarnos del bar quedaba muy poco tiempo. ¿Sabe que, Golber? Son todas unas crusti.
A pesar de la angustiante realidad que me pintó el sordo Gutiérrez volví contento a mi casa porque me traje una nueva máxima ciudadana: las mujeres son todas unas crusti, por crustáceo, vieron, animales artrópodos de respiración branquial, con dos pares de antenas, cubiertos por un caparazón generalmente calcificado, y que tienen un número variable de apéndices. En criollo, animales de concha dura.