En este espacio cada estereotipo ciudadano tiene su lugar. No me voy a reír de ellos, sino con ellos y vos podes prestar tu risa

lunes, 30 de julio de 2012

GOLBER EN EL BAR DEL INFIERNO


Intenté comunicarme con Dolina (telepáticamente) y no pude.
No creo que se enoje por usar el nombre, él nos ha invitado a todos a entrar a su bar del infierno.
Encualquier bar sucede que entre los parroquianos algunos nos conocemos y tenemos afinidad; otros simplemente nos conocemos (de vista, como se dice) y entre otros ni si quiera nos conocemos, ni sabemos quiénes somos.
Entre los que tenemos afinidad y, en algunas oportunidades, incluso, con los que apenas nos conocemos, sucede que compartimos la mesa (para qué existen los bares si no es para compartir la mesa, con lo que eso significa). Obviamente, entre los que no nos conocemos, nunca compartimos la misma mesa (no porque nos odiemos, simplemente por no conocernos).
Puede suceder que entre los que compartimos la mesa, en alguna oportunidad –por esos designios de días malditos- alguno tenga un problema personal con otro (alguna discusión; o no le cae bien –cuestión de piel o de historia personal-; etc.), entonces tiene la opción de levantarse de la mesa (o no se sienta) para no compartir ese momento tan grato con el problemático. Nunca sucedió (estoy totalmente seguro porque revisé la Enciclopedia Mundial de Bares -117 tomos, pero vale la pena el 1 y 2) que el parroquiano que no quiere compartir la mesa con el otro le haya dicho al dueño (o encargado, con esto de las multinacionales, muchos bares perdieron a sus dueños) que le prohíba la entrada a este; o, que dejándolo entrar, le prohíba conversar con el resto de los comensales.
La verdad que sería una locura que suceda esto.
Bien. Existe un gran bar, inmenso; se podría decir que su superficie abarca prácticamente la totalidad del planeta (urbanizado… tampoco se la vamos a hacer creer tanto).
Ese gran bar es o son las redes sociales; ese gran bar es google+.
En él, nos conocemos entre algunos; entre otros hemos entablado una relación de afinidad (charlando vía chat o compartiendo cosas, etc.) y otros no sabemos ni quienes somos el uno y el otro.
Puede suceder, también, que alguno, algunos o varios, se ofenda con lo compartido por otro.
¿Entonces? ¿Nos levantamos de la mesa para no compartirla (que sería a través del bloqueo de ese contacto)?
NO. El dueño del bar (google+) no lo deja entrar más al recinto; lo convierte en un paria del ciber espacio (me queda una duda: que pasa con la pluralidad para con el resto: porque, el/los ofendido/s no es/son el todo).
Escribo esto (y espero que quién lo lea, lo levante y lo comparta en la red) porque al suscripto, El Profesor Golber, le suspendieron el perfil y, obviamente, solo puedo leer y no compartir ni contestar a nadie ni agregar contactos (que hay varios pendientes).
Sostiene el dueño del bar (google+) que mi nombre no se compadece con su política de nombres; me pide datos adicionales (se los doy) para corroborar no se qué (si soy humano, se me ocurre). Pero el perfil sigue suspendido. En el se podía leer que nací en Rosario, que actualmente vivo en Ushuaia, si se saca cuentas (incluso con los dedos) se deduce que tengo 41 años (nacido el 16/10/70), que Golber es el nombre de un personaje que hago en un programa de radio desde hace 4 años (Autógenos de Acá –viernes de 20 a 21 hs argentinas- http://www.ustream.tv/channel/radio-activa-ushuaia), que La Columna Torcida de Golber nació en una revista local: Periódico Kuanip, etc., etc.
Claro, ese perfil no dice que por partida de nacimiento me llamo Rodrigo Guidi (un sujeto que hace un programa de radio hace 4 años, que escribe en Kuanip, que tiene 41 años –nació igual que Golber (o al revés)- y que es profesor (o algo así). Muchos con los que tengo afinidad (con los que chateo, me escribo mail, etc.) saben que Rodrigo es Golber o que Golber es Rodrigo, incluso, algunos, saben que ejerzo como abogado (por eso de transpirar el cuerpo para conseguir el pan).
Entré a revisar mis contactos y me encuentro con muchos nombres que, en el mismo sentido, violaría la política de nombres y me pregunté, por ejemplo, si Juan esun nombre (Golber es un nombre); aún siendo Juan un nombre, me pregunté si Juan es Juan… entonces llego a una conclusión: las redes sociales son un calco de nuestras vidas diarias donde hay envidias, celos, intransigencia, pluralismo de la boca para afuera y etc., etc., etc., etc.
Estimado/a lector/a, tome esta entrada como una catarsis personal de Golber/Rodrigo; pero reflexionemos al respecto: cuando digo que el otro está equivocado, estoy erigiendo mi posición como absoluta, al menos única… y la realidad es que nadie esta equivocado y nadie está acertado: todos somos pequeñas dudas que juntas hacemos la Gran Duda: la vida.
Gracias al bar (google+) porque en sus mesas conocí a Revista Perfiles (del Estado de Nayarit, México) que reproduce las entradas; a los amigos de ADNCreadores que reproducen y además les escribo inéditos a ellos (la entrada de más abajo es un cuento sobre fútbol para ADNCreadores); a la Asociación Civil Caja de Goma que me permitió asociarme; a los entrañables uruguayos de Laberinto Social, a Silvia Gallo del blog Gente 2 Gente y muchos más con los que hemos compartido e intercambiado ideas.
No me interesa el estrellato, pero si quieren acompañarme con alguna palabra de aliento (pueden insultar, también) me lo hacen saber a lacolumnadegolber@gmail.com o rodrigo_guidi@yahoo.es
Un beso para todos. 

domingo, 29 de julio de 2012

RELATOS DE FÚTBOL Y OTRAS COSAS…


El gringo Tornich


La noticia saltó anoche en radio, te cuento. Y como todas las noticias con un trasfondo escabroso, se extendió rápidamente por todos los ámbitos futboleros y no futboleros, ávidos estos últimos de escándalos con los que dañar la ya de por sí dañada imagen de un deporte que cada vez tiene menos de deporte y más de negocio. Parece, te digo, que el afamado centre forward del arrollador San Palomino de Laverni -equipo que disputara 17 veces la final de copa sin ganarla nunca- el gringo Tornich, ¿te acordás?, fue denunciado ante el Fiscal de turno por falsedad ideológica de documento público. Si se comprueba el delito, el gringo Tornich, sufriría la máxima sanción penal. Ahora, como hay gente mala, y vos sabés que sí las hay, ya empezó la carroña y la prensa mal intencionada, ávida de escándalos, ya está diciendo que esto es una cortina de humo para tapar otros problemas del San Palomino, ya que toda vez que al gringo se le dio un penal, el solito se encargó de malograrlo.
Escuchá bien, que te cuento. Cuando el gringo llegó al clú hace algunos años atrás, inmediatamente todos supimos que era un jugador que prometía: prometía jugar el fin de semana, prometía ir a los entrenamientos, prometía bañarse. Lo que nunca nos imaginamos o tal vez no quisimos ver, obnubilados por su endiablada gambeta inconducente que le acarreaba los insultos de la tribuna, es que tan lejos podía llegar. Y fue bastante, te digo: es el centre forward que más off side le han cobrado en la historia del clú.
Yo se que se le puede criticar su extravagancia en el juego, que más de una vez nos ha dejado perplejos en el tablón al no encontrar insulto que comprendiera su accionar; como aquella vez –te acordás- que se fracturó el mentón al arrojarse en palomita tras un centro al rastrón del wing derecho. Pero ¡ojo!, nunca, nadie, podrá negar que es un jugador de los que le gusta a la barra; que es un tipo siempre atento a las sugerencias que los muchachos le hacíamos y que siempre estuvo dispuesto a colaborar con el sostenimiento económico del grupo que seguimos al clú a donde fuera.
El gringo Tornich tiene esas cosas. Vos sabés. De a momentos balancea su cintura, de un lado al otro, cruza su pierna derecha de adentro hacia fuera por encima del esférico y sale jugando por el lado contrario al que había amagado, desprendiendo virutas de césped y generando el clamor de las gargantas apasionadas en ese grito de guerra futbolístico que es el ¡ooolee!; para después comprarse todos los boletos a la concha de su madre porque el tarado se enreda con la pelota y cae simulando ser un bicho bolita que rueda hasta los confines de la vergüenza. El gringo Tornich tiene esas cosas; no me lo niegues.
Ahora, nunca, jamás, vamos a permitir que lo traten de delincuente. No vamos a negar, tampoco, que robó algunos años en el clú. Pero que jugador de su trayectoria no lo hace. Tampoco nos rasguemos las vestiduras, cuando Lothar Matthäus terminó jugando de zaguero central para facturar unos años más. Decí cualquier cosa, menos que el gringo Tornich sea un delincuente.
Ahora viene la cosa, y por eso te digo que la prensa es mal intencionada. Su desgracia empezó cuando a Yuseppe Portaluppi, presidente del clú, viste, se le ocurrió la genial idea de que la voz del estadio leyera, antes de cada match, la formación inicial del equipo, el 11 inicial como dicen ahora. La intención de Yuseppe era que el público, rebosante de alegría, aplaudiera y ovacionara uno por uno a los gladiadores del San Palomino de Laverni. Nunca imaginó –o sí, no sé- que estaba cavando la tumba al gringo Tornich, que con su lectura de la formación abría las puertas del cadalso para este nueve generador de odios y amores.
Así comenzó su derrotero que lo llevaría hasta el perchero del vestuario y, ahí, colgar sus botines como insignia de la derrota.
Aquel día fatídico la voz del estadio cumplió su mandato. “Estos son los 11 jugadores que enfrentarán al Deportivo Buen Orden” y lanzó como ráfaga los 11 apellidos: “Giardanelli, Sabatella, Peppino el payaso y Croccianelli; Daponte Guidi y Nacionale; Giuliano, Tessandori, Mastrogiussepe y el gringo Tornich”. Las ovaciones callaron súbitamente. El silencio se hizo espeso hasta que una spika, con sus pilas incluidas, pegó de lleno en el rostro del gringo Tornich y lo dejó tirado en el verde césped con los brazos extendidos en cruz; aturdido más por la voz del relator que seguía saliendo de la radio que por el golpe. Y el desastre se desencadenó en la popular. No hubo forma de pararlo. Y no era para menos, te digo.
De golpe se cubrió el cielo con una lluvia de piedras, cascotes, te diría, que caían en el rectángulo deportivo. Y la lluvia, viste que si es de verano, es traicionera; se transformó en tormenta y se empezaron a mezclar con las piedras los cilindros de rollos de papel de la máquina calculadora, algunos para avalanchas y el petiso Gómez que fue usado como lanza (sabés que al petiso, por su flexibilidad, siempre lo utilizamos como objeto de arroje. Además, años en esta práctica, le dieron la habilidad de direccionar su vuelo hacia el objetivo aunque este zigzagueara en la huida).  
Y bueno. La bataola ya estaba en marcha y como hacés para parar a la masa cuando está enardecida. Ni la montada la para. Ahora, de verdad verdadera y siendo sincero, habría que matarlo a ese hijoputa. No nos podía hacer esto. Mirá que le perdonamos toda, pero esto no. Lo perdonamos aquella vez que solito en el área chica, arco desguarnecido, le pegó andá saber con qué, con el talón, no sé, y la tiró por arriba del horizontal, dejándonos con la ilusión de otro campeonato que se nos escapaba. ¡Eso le perdonamos! Pero esto, jamás. Es que, cuando se dio la formación del equipo, ahí caímos todos en la cuenta. Escuchá, escuchá: “Giardanelli, Sabatella, Peppino  y Croccianelli; Daponte Guidi y Nacionale; Giuliano, Tessandori, Mastrogiussepe y el gringo Tornich.” ¡¿Te das cuenta?! Ahí nos dimos cuenta. El gringo no es gringo, es austríaco. Claro, la emoción porque el clú compraba al gringo Tornich, que venía de Sporting Bombal, no nos dejó ver que en el campo le dicen gringo a todo extranjero que habla otro idioma distinto al castellano y sus papás venían de Friesach, un pueblito al sur de Austria. El gringo, que es austríaco, deshonraba la memoria de los fundadores del clú que querían un equipo de la comunidad italiana, y no de gringos truchos.
Todo fue de mal en peor. Viste que toda gresca nos iguala, nos emparenta; en el medio de la belicosidad no hay clases sociales ni ideología (ves, esto es algo que la sociología debería analizar), somos todos uno unidos por el blanco elegido. Pero bueno, cuando la solidaridad es ficticia no pasa mucho tiempo para que se rompa. Como toda alianza forzada, en la popular comenzaron a aparecer voces disidentes, manos disidentes, diría yo, que dejaron de arrojar objetos y petisos contra la humanidad del gringo Tornich –que para esa altura sangraba por los cuatro puntos cardinales producto de la certera puntería de los muchachos- y trajeron sobre tablas viejos odios y rencores entre las dos facciones de la hinchada.
Dos muertos y 43 detenidos, todos del lado del bando del gordo Gianfranco. Entre los detenidos está el gordo y de esta seguro que no zafa; yo le calculo entre quince o veinte que le bajan. Y bueno, en el fondo, hay que agradecerle al gringo Tornich, porque si no hubiera sido por su truchada no nos hubiéramos sacado de encima a la bandita del gordo, que tanto mal le hacía al clú. 
Después la prensa cipaya se encargó de desvirtuar lo sucedido. Tiraron mentiras a diestra y siniestra; dijeron que nosotros sabíamos que el gringo no era gringo; que Tornich no valía un millón de dólares; que el clú no tenía esa plata y que la había puesto un cogotudo para blanquear sus ingresos. Llegaron a decir, los irresponsables, que parte de esa guita fue usada para armarnos y que nosotros –mirá lo que dijeron- formamos una especie de guardia imperial del cogotudo. Fijate hasta donde llegaron, decime con que cara miro a mis hijos; son unos irresponsables, está bien que algunas veces que él no los pidió, le dimos una mano; pero de ahí a que somos sus matones, es mucho, es mucho.
Ahora, como te digo una cosa, te digo la otra, también, eh. El gordo tenía los días contados y Tornich fue la excusa perfecta, nos vino como anillo al dedo. Después para él se aclaró todo, nunca mintió ni había fraguado su partida de nacimiento. Pero el fútbol tiene esas cosas: a veces hay que sacrificarse por el clú.

lunes, 23 de julio de 2012

SINCERICIDIO

Hace tiempo que intento, primero, explicarme, y después explicarlo, que [sin]quererlo, [sin]darnos cuenta, hasta incluso, [in]conscientemente, estamos jugando el juego con el reglamento del (los) dueño(s) del mismo juego.


Porque, digo, en mi ciudad (como en muchísimas otras) hay un problema grave en derredor de la tierra. Escasea el espacio físico, ergo, las autoridades no llegan a cubrir la demanda de vivienda digna para la población necesitada. ¡Qué loco, “demanda de vivienda digna”! Oferta y demanda: artículo 2 del Reglamento (el 1 es: este reglamento se aplicará contra viento y marea). Entonces salimos todos y levantamos una sencilla casa en ese espacio que sabemos de nadie y por ende de todos. Las autoridades se calzan el uniforme azul o verde (da lo mismo, el que tengan más a mano) y persuasivamente nos invitan a retirarnos del lugar ocupado (en mi ciudad hay un agregado bochornoso: el Intendente cuenta con una policía privada disfrazada de Cooperativa de Trabajo que no deja entrar a nadie que no sea del lugar y si te descuidas, te desarma la casa y entonces no te deja entrar al barrio porque ya no sos del lugar. Los sutiles golpes de cachiporra del siglo XXI).
Entonces digo “que soretes”, para desmentirme antes de que me peguen y darme cuenta que no son soretes y sí somos nosotros boludos porque aceptamos sus reglas dejuego. Si amigas y amigos, aceptamos sus reglas de juego, aceptamos el artículo 17 de nuestra constitución y defendemos la propiedad privada, baluarte y sostén de la revolución burguesa. Porque al reivindicar ese espacio de tierra para levantar mi casa, estoy reivindicando el concepto de propiedad privada (que ahora va ser un concepto benévolo porque la propiedad privada es mía) y les estoy dando en la reivindicación el mismo argumento para que me echen como a un perro. Nuestro Código Civil es tributario de la revolución burguesa y en su artículo 2342, inc. 1 dice: “Son bienes privados del Estado general o de los estados particulares: 1 - Todas las tierras que estando situadas dentro de los límites territoriales de la República, carecen de otro dueño.”
Como nunca fui bueno para hacerme entender, cada vez que planteo este dilema recibo abucheos, escupitajos y algún que otro tomate que se parte en mi cabeza (luegorecogido sus pedazos –del tomate, mi cabeza no alimenta- por algún freegano).
Pero llega un espectro del ciberespacio, un fantasma virtual, que abre su Caja de Goma y me dice –aunque no sepa que me lo dice a mí, o tal vez, si sepa- que “La mayoría de las personas, más allá de su ideología y su militancia, conspiran en favor del capital” (Caja de Goma Asociación Civil, recomiendo la lectura de este blog) y me la hace tan simple que me humillo ante esa síntesis.
Está bien. Estarán pensando que el Estado no debe tener tierra ociosa cuando hay necesidad de viviendas. Si, es cierto; tan cierto como que mientras sigamos pidiendo la “Propiedad” –con mayúscula, aclaro por si no se ve- de esa tierra, el Estado nos va a seguir contestando con su “Propiedad”.
¿No será hora de repensar el contenido conceptual de los derechos que reivindicamos? ¿No será hora de aceptar que los derechos que nos ufanamos en defender fueron concebidos por la burguesía?
La Carta Magna, emblema de la libertad individual, fue sustraída al monarca inglés por miembros de la nobleza que competían en poder y riqueza con aquel. El Tercer Estado de la Revolución Francesa, no estaba compuesto por campesinos o siervos de la gleba; lo componían comerciantes, profesionales y nobles de menor rango. La representación de las minorías que nos legó la constitución norteamericana, era la representación de los hacendados y algunos comerciantes frente a los capitales que representaban el poder de la metrópolis, y no de la gran mayoría del pueblo, peones rurales explotados cuando no esclavos.
Ya sé que con el tiempo nos fuimos beneficiando con ese catálogo de derechos y que por algo se debe empezar. Pero seguimos aceitando los mecanismos del capitalismo (La mayoría de las personas,más allá de su ideología y su militancia, conspiran en favor del capital”, no me voy a cansar de ese poder de síntesis).
Comencemos a repensar socialmente los derechos. Estamos a tiempo.
Si no se enojaron los veo la semana que viene.

lunes, 16 de julio de 2012

LAS REDES DEL PESCADOR

Agencia de Noticias DyN Martin: Abordado por la prensa mientras cruzaba la Plaza San Pedro, el vocero de Facebook confirmó su intención de comprar la Iglesia Católica. “Ahora que cotizamos en bolsa –manifestó- ofrecimos al Papa comprarle la Iglesia Católica Apostólica Romana a cambio de un número considerable de nuestras acciones. Si bien aún no ha habido respuesta, el Papa se comprometió a analizar la propuesta.”
Si la transacción se realiza, será la primera vez que una burbuja de la informática se consolida a futuro comprando una de las burbujas más sólidas que ha sobrevivido 2000 años a pesar de varios crash que tiene en su haber. “De esta manera –se informó- la religión será más sencilla y divertida y la grey católica podrá contar con los sacramentos on line, pudiendo comulgar, confesar sus pecados y recibir la absolución, todo sin salir de casa y con solo escribir en el muro católico. Además, con un simple ‘me gusta’ podrá seguir al santo de su devoción u obtener la bendición que desee de un listado.”
El acuerdo le daría a Facebook derechos electrónicos exclusivos sobre la Biblia y la colección de arte del Vaticano, más el manejo de un poder económico incalculable. A cambio, la Iglesia Católica expandiría su prédica a un mercado de usuarios de mil millones de personas, algo así como hacer pie en el tercer país más poblado (después de China e India).
Ya empiezan a alzarse voces en contra de esta posible compra. Mónica Galindo (que se hiciera famosa por las cargadas que recibe por su nombre), actual CEO de otra importante red social, ha manifestado: “Esto, a nosotros, no nos perjudica. Todos saben que la red azul y blanca solo tiene un mayor éxito en mercadotecnia y ha logrado venderse a una mayor audiencia en razón de una competencia agresiva, liderando cruzadas para presionar a las personas a actualizarse en sus contenidos y otorgando permisos exclusivos a grupos aunque no planeen usarlos. ¡Epa! Que coincidencia con la Iglesia Católica, terminó manifestando la CEO.”
 Fue entonces cuando desperté.
Hace unos días (en realidad, noches) vengo teniendo sueños raros, horribles. Pesadillas diría. Es que cada vez que logro conciliar el sueño, merced a una aguda técnica en mediación que utilizo para doblegar a Morfeo y entro candorosamente a esa liviandad somnolienta, el tipo –Morfeo- que no es ningún gil, me dispara una sarta de imágenes incoherentes y sin sentido que me desvelan hasta que vuelvo a negociar la paz de almohada. Sin ir más lejos, el otro día, bueno, la otra noche, perdón; entré en un estado de desesperación incontrolable al ser hostigado por un grupo de ovejas inadaptadas que, cansadas de saltar el cerco a la espera de que me duerma, decidieron por unanimidad atentar contra mi humanidad y al balido de “sos boleta, Golber” trenzaban sus propias lanas para enlazarme. Corriendo como se puede correr en los sueños, donde la atmósfera del perseguido siempre es más espesa y compleja que la del perseguidor, zafé gracias a un montón de personas que me invitaban a ingresar a una Villa tipo medio evo; no sin antes percatarme que las ovejas habían desaparecido y su lugar en la persecución lo habían tomado unas cuantas manos con el pulgar hacia arriba, como felicitándome.
Como se darán cuenta no puedo seguir así. Me contacté con mi terapeuta quién, con su perfil de barba y pipa, me dijo:
-Golber, no le haga caso a todo lo que lee.
-Pero no leo nada, licenciado, sueño. Si quisiera interpretar una lectura me podrían a buscar a la Profesora Rosarito que me dio literatura en la secundaria. Pero no. Lo busqué a usted que es especialista en sueños.
-Bueno, cálmese. Sus sueños son solo ideas que transcurren más allá de su conciencia.
-Muy buena definición. Pero es una locura soñar que Facebook compra la iglesia.
-No señor. Para nada Golber, no es ninguna locura. Además, por lo que usted me dice que soñó, todavía no se habría efectivizado la compra. Estarían en tratativas preliminares. Así que por ahora no se preocupe y siga yendo a la parroquia. Y dígame, ¿tiene algún otro sueño que lo incomode?
-Sí, licenciado; soñé con unas ovejas que me perseguían.
-¿Y cómo es eso? ¿Me lo cuenta?
-No me haga revivir un momento estresante. Ya lo escribí en mi actualización de estado. Léalo por favor.
-Si, si. Lo estoy leyendo. Buena la descripción; linda la foto. Veamos: la cosa (en este caso ovejas) que nos persigue suele representar un aspecto temible de nuestra sombra y, por tanto, una versión exagerada de una parte negada o inhibida de nuestra propia personalidad. Golber, ¿pensó en alguna necesidad suya reprimida?
-Salvo, en este momento, la de mixionar, no tengo ninguna otra.
-Aparte de su necesidad fisiológica, piense bien Golber, no hay algo que quisiera.
-Pensándolo bien, sí. Quiero ser como Roberto Carlos y tener un millón de amigos.
-Vio que siempre hay algo. ¿Y cuántos tiene?
-11.672 y un enano de jardín que me tocó en la galleta de la fortuna.
-Eso es bueno; yo apenas llego a la mitad de los suyos y nunca tuve suerte con la galleta. ¿Y dígame, es lindo el enano?
-Imagínese: pelo y barba blanca; bonete amarillo igual que el pantalón; zapatitos chiquititos de enano, color negro; remera azul y una chaqueta roja. Una pinturita.
-Me gusta.
-Cuando lo mostré a muchos le gustó. Son lindos los enanos de jardín. Pero no nos desviemos del tema, licenciado; me preocupan mis sueños.
-Sí, claro, por su puesto…
(Continuará…)

martes, 10 de julio de 2012

WASHINGTON ALBORNOZ


Comenzamos a transitar el mes de la Independencia. El país cumple este 9 de julio 196 años libre y soberano (agarrámela con la mano, gritan a coro varias multinacionales).
Superado el mal momento ante los cánticos maleducados de las insurrectas multinacionales, vamos a dedicar este espacio a aquellos hombres de bien que hicieron posible aquella utopía –hoy nuestra realidad- de una nación independiente.
Vamos a rescatar de los oscuros laberintos del tiempo a esos personajes que han dejado huellas imborrables en nuestra historia política; que con su accionar abrieron el paso hacia nuestra dignidad soberana; pero que por esas cuestiones propias de quienes escriben la historia oficial no forma parte del catálogo de próceres. Hoy les presentamos la vida de Washington Albornoz.
Washington Albornoz fue un criollo de pura cepa…cabernet sauvignon, aunque tampoco solía hacerle asco a un asado con vino peleón. Todo lo contrario y viceversa.
Llegó a nuestras tierras cargado de ilusiones; traía una valijita con un manto y varias artesanías con las que pretendía lograr su sustento y se encontró con un pueblo revolucionado que quería saber de que se trataba. Era un 25 de mayo de 1810 e inmediatamente abrazó la causa nacional, haciendo alguna diferencia monetaria en base a las artesanías colocadas sobre el manto que desplegó en el suelo de esa plaza que, gracias a él, se convertiría en la plaza de los acontecimientos argentinos. Al parecer, por su impronta vendedora, el Cabildo reaccionó y evitó que la Plaza de Mayo se convirtiera en un Mercado de Pulgas. Surge de los registros que el Cabildo le decomisó toda la mercadería cortándole, incluso, en tiritas su manto, argumentando “denuncias que hemos recibido de vecinos y usuarios de la plaza que no pueden caminar con libertad ni expresarse por este espacio público; además de la inequidad que produciría en perjuicio de los comerciantes que ofrecen sus mercancías en sus locales que están dispuestos hace tiempo y que son los que realmente pagan impuestos.”
El germen independentista comenzaba a fluir por su sangre. Vagó un tiempo en el doble sentido de la palabra (anduvo de un lugar a otro sin saber donde arraigarse y con mucho tiempo ocioso) hasta que decidió sumarse a la gesta libertaria. Convenció al hacendado Anselmo de Urrutia y en el campo que este poseía en Fernández, Santiago del Estero, construyó el bergantín “La Libertaria” que se sumaría a la flota que Guillermo Brown preparaba en Puerto Madryn, en una mirada visionaria, puesta en el Argentino A que disputaría con el tiempo. Sin embargo, el destino le jugó en contra. La imposibilidad de trasladar el bergantín por tierra hasta las aguas del río Paraná lo dejó fuera de la gran victoria que Brown obtuvo al recuperar para la causa nacional la Isla Martín García.
Preocupado, pero más desahuciado porque parte de su tripulación había perecido en el esfuerzo que significó empujar “La Libertaria” y la otra parte desertó por los caminos comunales; nuestro héroe decide jugar su última carta y vista a Lita de Aerolito, la astróloga de una tribu de la zona para que le tire las cartas. Después de treinta minutos recogiendo las cartas de la baraja que Lita arrojó sobre su cara, Washington Albornoz emprendió su caminata hacia el congreso de Tucumán.
De no haber sido por este criollo la Independencia no se hubiera declarado. Los enardecidos debates en el seno del congreso debían ser suspendidos cada tanto por la necesidad de los patriotas de alimentarse, preparándose ellos mismos alguna vitualla. Washington Albornoz que no solo llevaba en su sangre el germen de la independencia, sino también, la esencia del vendedor de baratijas, estableció en la puerta de la Casa de Tucumán un carrito de choripanes, hamburguesas y empanadas, oficiando de bufé nacional y popular con el fin de que los patriotas no se preocuparan por su alimentación y dedicaran todo el tiempo a esa declaración tan importante que debían hacer.
Washington Albornoz, un patriota que merece el reconocimiento de la historia.


lunes, 2 de julio de 2012

LA MEDIATIZACIÓN


Hace algún tiempo atrás un amigo se vio envuelto en un caso de corrupción. Grave, por cierto; no obstante fueron solo rumores y nada de pruebas.
Se dijo, por ese entonces, que personas allegadas a él, mediante maniobras de distracción, introducían bolitas de porcelanas (canicas, para los más chicos que están globalizados) a la ciudad sin formalizar la documentación pertinente ante el organismo de contralor; más sencillo, las metían de contrabando. Se dijo, también, que él, sabiendo de estas maniobras, hacía la vista gorda (nunca entendí que es una vista gorda) y que habría un video que lo compromete. Sus detractores dijeron que no iban a hacer ninguna denuncia ante la justicia porque aquella responde a mí amigo  –o al grupo económico para el que trabaja- y amenazaron con hacer público el video para que la sociedad toda supiera qué clase de bolita maníaco es.
Nunca se supo si mi amigo se había o no corrompido. Nunca hubo denuncia judicial ni se mostró el famoso video.
Esa circunstancia de antaño me llevó a reflexionar este fin de semana y como el blog es mío y yo no soy el General y, por ende, no me cortaron las manos; ni tampoco soy Maradona para que me corten las piernas – aunque aún así podría seguir escribiendo porque tampoco soy Mi Pie Izquierdo, Dios no lo permita-, con mi pluma incisiva voy a sacar algunas conclusiones.
Voy a recurrir a mi formación intelectual y voy a sacar la chapa de Profesor Emérito de la UniversidadEcléctica de Bombal.
Un sujeto social radicalizado se encuentra, se entiende con su par, en la acción de radicalización. No necesita de un discurso. El idioma es el mismo. Tienen la suerte de reconocerse en el apocalipsis institucional.
Por su parte, los sujetos sociales no radicalizados sufren la desgracia de tener que relacionarse a través de las instituciones, con todo lo que esto significa. Un sujeto no radicalizado tiene que hacer el esfuerzo de entender a su par a través de las instituciones y, a través de las mismas, yuxtaponer ideas y construir un discurso civilizado y racional. Tarea dura si las hay (miércoles, les dije que iba a recurrir a mi formación intelectual).
La acción de los radicalizados es simple, sencilla: quién en alguna oportunidad no quiso destruir las instituciones; quién alguna vez no tuvo la idea de que las cosas se pueden hacer por fuera de las instituciones. Entonces, para destruirlas no hace falta poner una bomba o generar una violenta revolución que derive en el cambio pregonado. Basta, simplemente, con el menosprecio a través del monólogo o con la utilización de los medios de comunicación para erosionar el prestigio. De esta manera, el sujeto social radicalizado va horadando el inconsciente colectivo hasta el punto de impregnar con su megalomanía un ideario de destrucción, desconocimiento y anarquía institucional (chupate esa mandarina).
El arma que utiliza el sujeto social radicalizado es la mediatización de su monólogo. No posee discurso porque no posee una construcción racional de su intelecto. Su juego es mediatizar su voz y descargar una batería de sandeces con la intencionalidad de gestionar los resquicios de la ignorancia y apelar a la reacción del instinto (tomate esta).
A propósito y a contrario de lo que todos creemos, etimológicamente mediatizar proviene de mediato e izar y significa: “privar al gobierno de un Estado de su autoridad suprema, que pasa a otro Estado, pero conservando aquel la soberanía nominal”; o también “intervenir dificultando o impidiendo la libertad de acción de una persona o institución en el ejercicio de sus actividades o funciones.”
Pensar que cuando se utilizan los medios de comunicación en lugar de recurrir a la justicia para hacer una denuncia decimos que “se mediatizó el tema”. ¿Qué coincidencia, no?
¿Será que algunos medios ayudan a desestabilizar o son utilizados a tal fin? Las brujas no existen, pero que las hay las hay.
Por eso, amigas, amigos, no nos dejemos confundir con el discurso de los medios hegemónicos (los que conocemos a este muchacho de la historia  sabemos que nunca le gustaron las bolitas de porcelana: para él la pulenta fue siempre la de vidrio pintado.
Hasta la próxima.

lunes, 25 de junio de 2012

STOP: VERDADES MENTIROSAS


-Se acuerda, Golber, de Pendino.

-¡¿Pendino?! El linyera Pendino del barrio República de la Sexta. ¿Cómo no me voy a acordar?
-¡Ese mismo! El otro día pensaba en él. ¡Pobre tipo! Murió sin pena ni gloria.
-Y que pretende, amigo; el linyera muere como linyera, sin pena ni gloria.
-No, Golber. Pendino fue distinto. Fue un precursor; tuvo la mala leche de haber nacido y vivido en el siglo equivocado.
-Bueno. Tampoco es una tragedia histórica. Si mal no recuerdo falleció allá por los noventa del siglo pasado. Si no me equivoco sus últimos días los pasó en la estancia de su hermano y tengo entendido que su hermano lo apreciaba mucho y nunca le hacía faltar nada.
-Por todo eso digo que tuvo mala suerte, Golber.
-Explíquese, amigo, porque no le entiendo un corno y estoy a punto de enviarlo a ese lugar habilitado por la teoríadel derecho humano no escrito.
-No sé cuál es esa teoría, Profesor; pero lo que yo le digo es serio. Escúcheme bien usted que siempre está atento a todas estas cosas…
-Mire –lo interrumpí- que yo no llevo ningún registro de linyeras muertos…
-No sea tonto, Golber. Lo que digo es que Pendino no tuvo suerte con el contexto social/político/histórico/cultural/económico/etc. que le tocó vivir (en realidad no tuvo suerte con nada, el pobre). De alguna manera él se manejó siempre por fuera del sistema: comía cuando tenía hambre (no a las horas indicadas para lastrar); dormía cuando le daba sueño (sin importar si era el día o la noche); jamás un bondi, menos un taxi; nunca le importó la ropa (se vestía con el descarte o con lo que le regalaban los vecinos); si se bañaba lo hacía con agua exclusivamente; nunca un dentífrico, menos un remedio; no tenía radio, televisión (los diarios los leía parado en el kiosco de diarios o algunos varios días después); tanto el carnicero como el verdulero le regalaban mercadería que ellos no podían vender. Y vivía, Golber, vivía…
-Nunca dije lo contrario, mi estimado amigo. Pero sigo sin entender eso del anacronismo del pobre Pendino.
-Sencillo: para quienes lo conocimos, Pendino, era un pobre tipo abandonado a su suerte; nos daba lástima y por eso le dábamos una mano, lo ayudábamos con lo que tuviéramos a nuestro alcance. ¿Quién no lo ha cobijado cuando lo encontró durmiendo en un umbral?
-Pero Pendino tenía su casa que por lo que sé su hermano se encargaba de mantenerla habitable.
-Todos tienen siempre un palenque donde rascarse. A Pendino le gustaba su estilo de vida. Tal vez haya sido una elección voluntaria o quizás haya sido ese tipo de elecciones gremiales donde hay una sola lista. No sé; pero él era feliz y siempre decía que la vida y la naturaleza le proporcionaban todo lo que necesitaba. Sin embargo, nosotros nos acomplejábamos ante él y solo atinábamos a decir: “que increíble, como puede un hombre abandonarse tanto.” Y sabe por qué, Golber.
-Hace una hora que intento decirle que no sé que me quiere decir.
-Golber, Pendino fue linyera porque no se sacó fotos de su estilo de vida, ni tampoco existía facebook para que el mundo lo conociera y conociera su forma de vida. Hoy sería un ilustre, sería un freegano.
-¡Entiendo! Ahora le va poniendo un poco de claridad a su discurso. Usted está reivindicando el linyerismo.
-Yo no. El freeganismo, sí. Aunque tienen ciertas contradicciones. Pendino vivía totalmente fuera del sistema de consumo; es más, me atrevería a decir que el sistema se encargó de dejarlo afuera. Pero estos muchachos basan su linyerismo en las cuentas de facebook y eso, en sí, ¿ya no es una contradicción? Subir tu harapienta vida a tu muro te convierte en freegano, de lo contrario sos el vagabundo de la esquina. Si sos freegano, los medios te hacen una nota; si sos el vagabundo, la cana te mete preso. ¿Entiende, Golber?
-Entiendo perfectamente, pero tampoco es para tomarlo tan a la tremenda. Mire, hace unos días una amiga a la que conozco solamente mediante logaritmos de enlaces a su link me cuenta que en la edad de bronce ya existía un tipo de red social de intercomunicación. Las pinturas rupestres no eran otra cosa que el comentario que se dejaba a los que venían atrás.
No hay nada nuevo bajo el sol, amigo. Solamente hay que saber sacar la paja del trigo.
Un beso en la frente.


lunes, 18 de junio de 2012

DERECHO HUMANO NO ESCRITO


Hace unos días atrás recibo un mail que me invita a unirme a la celebración nacional del día del boludo. Considerándome un boludo de la primera hora –soy de los que ve un pedestal y se sube- me invadió la emoción al saber que podía juntarme en una celebración con otros como yo que andan por ahí sujetos al suelo gracias a esas dos grandes gónadas que nos sirven de contrapeso. Es más; fantaseé con una comunidad internacional (porque hay boludos en todas partes y de todas las lenguas) en donde pudiéramos intercambiar experiencias boludescas y hasta redactar un manifiesto del boludo que nos permitiera el reconocimiento de la autoridad como un grupo más de la diversidad cultural existente.
Pero no. Me decepcioné. En realidad es que es tan fuerte mi sentido de pertenencia, que fui un nabo esperando otra cosa.
Sucede que, cuando me adentro en el mundo virtual de la invitación, me encuentro con que la celebración está sectorizada a la política.
No es que no esté de acuerdo, al contrario (y viceversa); pero creí que la referencia grupal estaba dirigida a como nos tratamos de boludos en el día a día, los unos a los otros. Porque, digo, que el político o los gobiernos nos tomen para la chacota o nos traten de tarados, resulta una verdad de Perogrullo. Ellos no son extraterrestres que han sido insertados en el mundo para dirigir nuestros designios. No, muchachos y muchachas, son hombres y mujeres de carne y hueso como vos y como yo. Han nacido y se han criado en el mismo lugar donde he nacido y me he criado yo. Tal como a mí se me dio por escribir; al Hacha Giménez por el fútbol, al otro se le dio por la política.
Y este es el tema. Veamos un poco la cosa.
Entro a la zapatería. Dos empleadas charlando entre sí y yo dando vueltas por el local mirando los modelos de zapatos. Las chicas seguían hablando. Quince minutos; veinte; treinta minutos. Me estaba masajeando las piernas por el calambre que me había agarrado, cuando de pronto una señora que sale de un recinto interior, me dice: “necesita algún zapato, señor”. Tuve ganas de decir ¡No. Un kilo de tomate, necesito! (es obvio lo que uno puede pretender en una zapatería), pero me di vueltas y miré para todos lados buscando a alguien más. La miré con cara de incrédulo. “Si a usted le digo, ¿necesita zapatos?, insistió la señora. Perdón, señora, creí que el deseo de tener súper poderes que pedí cuando cumplí diez años se me había hecho realidad y ya era el hombre invisible hecho y derecho, porque hace treinta minutos que estoy esperando que me atiendan. Las chicas seguían hablando. ¿Ustedes creen que me pidió disculpas o que al menos hizo la pantomima de reprender a las empleadas? No. Me dijo que yo era un impaciente y me sentí un boludo por hacer una crítica chistosa, para no ofender.
Salí con mis zapatitos y entre en el kiosco de al lado para comprar cigarrillos que cuestan $ 4,75. Pagué con $ 5. “¿Le puedo dar caramelos por los veinticinco centavos?” Por favor, faltaba más, contesté. Y me di cuenta que sí, faltaba más; faltaba más de $ 1.000.000 en mi haber que desperdigué en mi vida de consumo frente a todo aquel que debía darme el vuelto (el taxista que te dice “Don le debo los veinte”; el supermercado que te obliga a donar, andá a saber para que fundación, los diez centavos que no tiene para devolverte; el comerciante que redondea para arriba; etc.) Entiendo que el cambio es un problema, pero no pagué con $ 100 –que también hay de esos clientes, ojo- ¿No sería bueno UN cambio y no ser yo el boludo que siempre pierde?
Lo único que me quedaba en mi itinerario de compras era pasar por la ferretería y adquirir una pala de nieve; es que vivo en una zona del planeta (Ushuaia) en donde suele ser muy común que nieve y por esos días había nevado. “¡Nooo!”, me dice el ferretero con expresión de asombro, algarabía y sarcasmo por mi pedido; “¡se vendieron todas!”; “¡y, con esta nevada, ¿Qué quiere usted?!” Eso quiero, una pala de nieve. Pero bueno, solo a un boludo como a mí se le puede ocurrir que la ferretería tenga stock de una herramienta tan indispensable en este lugar del mundo.
-Y, bueno -me dijo, resignado, un filósofo amigo al que suelo consultar porque vive cerca de mi casa-. Deberíamos exigir el reconocimiento de ese derecho humano no escrito y que por tal motivo no deja ser menos importante: “el derecho humano de mandar todo a la mier…(coles).”
Iniciando el camino de reivindicación que él sugería, hice uso del derecho que me acababa de argumentar y lo mandé ahí mismo.
Está bien que festejemos un día del boludo para que le resuene en la cara al político. Pero estaría mucho mejor que festejemos un mismo día contra todas esas actitudes de maltrato ciudadano que recibimos a diario.
Ojo, que el político que nos ofende en nuestra integridad cuando hace una defensa corporativa de sus pares, no fue antes ni más ni menos que esa señora que no se inmutó por mi espera de treinta minutos; aquel otro que es corrupto, que negocia su tajada no fue, sino antes, uno de esos conciudadanos que no me da el vuelto porque no tiene monedas; como tampoco puedo esperar que dé respuestas a las necesidades sociales, cuando fue un ferretero que no se preocupó por tener la herramienta tan necesaria.
Nos vemos la semana que viene, si antes no me mató algún político.


lunes, 11 de junio de 2012

CHARLA DE CAFÉ. QUINTA ENTREGA


Donde la humanidad tiene sus orígenes


El bar tiene ese no se qué. Tal vez sea el aroma del café recién molido. No lo sé, pero desde el bar se han escrito los mejores poemas de amor; se han tejido y destejido conspiraciones salvajes; se ha hilvanado correctamente la ostentosa prosa de la vida. Claro que, también, desde el café se han depurado matrimonios, dejando en la ruta del destino a esa parte del binomio matrimonial que no sabe de ideología suburbana.
Como el caso de Polo que llegó una tarde escandalosamente contento porque se quedaba solo en su casa por un viaje de su esposa que la ausentaría por una semana.
-Es una oportunidad única, dijo. Preparé un programa de actividades y se exactamente a que hora me voy a levantar; que tiempo voy a tardar en ducharme y acicalarme; cuanto en prepararme el desayuno…
-Ojo, lo interrumpió el Bocha. Mirá que no esfácil la vida de hogar.
-Nada que ver, Bochita. Tengo calculado el número total de horas que me va a llevar lavar los platos, hacer la limpieza, sacar a pasear al perro, ir de compras y cocinar. ¿Y sabés que? Te asombrarías del tiempo que te queda para hacer lo que quieras. No sé por que las mujeres hacen que el trabajo doméstico parezca tan complicado. Es organización, nada más.
-¿Si vos lo decís? Después no digas que no te avisamos, sostuvimos todos a coro.
El Profesor Autunez que hace años deambula su viudez le espetó: No es fácil, Polito. Ya te lo digo, el primer día está fenómeno, te sentís como un dios, hasta te sentás en el sofá y te fumás un habano antes de dormir. Después se complica.
Pasaron los días y cada siete se transformó en semana; después semana tras semana dieron lugar a un mes. Polo había desaparecido. Ni en su casa estaba. Esto lo supusimos cuando su esposa nos cortó abruptamente el teléfono al preguntar por él. Iniciamos una búsqueda intensiva hasta que dimos con él en una mugrosa pensión de un barrio de la zona oeste. Daba lástima, era una piltrafa de cuerpo y alma. Repuesto, nos sentamos todos de nuevo alrededor de la mesa de café.
-Soy un tarado, ustedes tenían razón, se lamentó entre sollozos. Ahora me doy cuenta de que nunca hubiera tenido que dejar marchar a mi mujer tanto tiempo. Bueno, mi ex mujer. Mi vida ha dejado de tener sentido.
-¡¿Cómo tu ex mujer?!, gritó el Manco Gómez.
-Sí, me echó. El lunes, cuando se fue, todo era maravilla para el perro y para mí. Ya el martes empezaron algunos problemitas. Me di cuenta que si todas las mañanas iba a exprimir jugo de naranja, iba a tener un elemento más para lavar. Así que decidí lavar una vez y preparé jugo para toda la semana. Y eso me llevó a otra genialidad: si las salchichas se cocinan en agua, no hay diferencia con cocinarlas en la misma sopa. De esa manera ahorro una cacerola para lavar. El tiempo es oro, muchachos. Tampoco iba a pasar la aspiradora todos los días.
-No, seguro, dije yo.
-Empecé a creer que los quehaceres domestico llevan más tiempo del que me había imaginado y reconsideré mi estrategia. El primer paso fue comprar comida de la rotisería y así no perdía tanto tiempo cocinando. Si todas las noches uno se acuesta para levantarse a la mañana siguiente, para que hacer la cama todos los días. Es una tarea sin sentido. Eso sí, muchachos, la naranja exprimida se consume en el momento porque se pudre y el jueves casi no cuento el cuento. Decidí comprar Cepita y comida para el perro, porque si yo no me cocino, no le voy a cocinar a él. Lo importante es todo lo que se aprende cuando uno está solo. Los platos, para que lavarlos en cada comida si hay varios en la casa, si usás uno para cada comida ahorrás en detergente y consumo de agua. Si le atas un trapo en la cola al perro, cuando este la mueve limpia los muebles; las salchichas saben bien por la mañana, desmerecen en la comida y son insufribles en la cena, pero más de dos días seguidos puede causar nauseas y la sopa se puede tomar directamente de la olla. Fue entonces cuando tuve una epifanía, una revelación celestial: puse los platos, las cacerolas, vasos, etc. en el piso de la cocina y los magueríe, así mataba dos pájaros de un tiro; trastos y piso limpios. No entiendo porque estas crustis dicen que no les alcanza el tiempo.
-Eso de la manguera es bárbaro, dijo el Bocha.
-No creas, Bocha, no creas. Es un fracaso. La cocina huele a moho y supongo que los armarios se empezaran a pudrir en poco tiempo. El suelo está lleno de los restos de comida que había en los platos y se empezaron a pegar al suelo. Fue peor. Para colmo me llama mi mujer (bueno mi ex) y me pregunta si había limpiado las ventanas y la ropa. Yo solté una carcajada histérica y le dije que no tenía tiempo para esas cosas y que tampoco era su esclavo. Que qué pensaba ella, entre preparar la comida y hacerle algo de comer al perro, sacarlo a pasear, lavar los platos, lavar la ropa y arreglar la casa, ir de compras. No estoy al pedo todo el día.
Fue entonces cuando me di cuenta que ellamuchas veces me decía todo eso a mí…pero ya era tarde. Volvió hecha una furia, los ojos encendidos y solo me dijo: ¿Viste? Yo tampoco estoy al pedo, mientras ponía mi ropa en la calle.

lunes, 4 de junio de 2012

LA AUTOGESTIÓN SEXUAL


De todos los modelos de autogestión promovidos, a mí entender, se ha dejado afuera el más importante: la autogestión sexual. 
Un rasgo común de los nuevos movimientos sociales es el impulso que brindan al desarrollo de emprendimientos autogestionados. Inicialmente concebidos como una respuesta espontánea a la crisis, esos emprendimientos autogestionados sostienen hoy la utopía de un desarrollo económico alternativo al del mercado capitalista.

Ahora bien, de todos los modelos de autogestión promovidos, a mí entender, se ha dejado afuera el más importante: la autogestión sexual.
Sin dudas el neoliberalismo con su entronización del mercado como única realidad posible, ha calado muy hondo en nuestro ser y, quién más quién menos, aún no puede despojarse de esa estirpe de José Paganini promovida por la gran oferta del tipo amatorio que uno desee. Sin embargo, no todo es un simple materialismo; un intercambio de vil metal por apenas unas horas de pasión; hubo desarrollo intelectual también: por ejemplo la ya clásica teoría diferenciadora entre puta y prostituta basada en el merceranismo amatorio de la segunda como forma de trabajo superadora de una necesidad y el simple gusto del goce de la primera como forma de ascender socialmente.
Tampoco se puede desconocer que nosotros, los hombres, también hemos incursionado en esa actividad económica organizando entregas a domicilio de nuestra flecha cupidesca, allanándonos a la nueva realidad de igualdad de género.
Hoy la cosa es diferente. La economía social como economía alternativa al mercado capitalista nos abrió la posibilidad de autogestionarnos en todo, incluso en lo sexual. No obstante sigue habiendo ciertos tabúes que deben ser desterrados para acelerar el desarrollo de este nuevo modelo amatorio, que puede ser, porque no, superador de varios de los existentes.
La autogestión sexual es el marco necesario para la libertad de la libido. Partiendo de este concepto se nos abren infinidad de aspectos positivo de esta autogestión y así aceptar que, aquel que lo desee, por insatisfacción, necesidad o alternativa, pueda masturbarse sin culpa, censura, castigos ni temores. Además, esta práctica individual promueve, sostiene y desarrolla la imaginación, tan necesaria en un mundo alienado como el actual. Quién podrá negar que a través de su autogestión no haya llevado al extremo su imaginación, ideando cual director de cine porno, escenas lujuriosas y atrevidas con la vecina del 4° C o con la compañera de trabajo que luce escotes infartantes.
Entonces no está mal que en esta era donde el mismo Estado impulsa, avala y hasta subsidia emprendimientos de autogestión, se le dé un marco legal a la autogestión sexual. Y el marco legal existe; habría que explotarlo sin culpas. La mayoría de los países cuenta con una ley de Educación Sexual Integral, cuyos objetivos, en general, siempre prevén "brindar conocimientos y promover valores que fortalezcan la formación integral de una sexualidad responsable". No estaría, entonces, de más que en los programas de educación sexual se incluyera un capítulo destinado a la masturbación y otras formas de expresión sexual. Sería una manera más de preparar al adolescente para una vida sexual plena y responsable. Por ejemplo, sabemos que los varones, con o sin culpa, nos hemos autogestionado sexualmente mucho más que las mujeres, a quienesculturalmente se le ha reprimido e inhibido esta posibilidad, y resulta que aquellas mujeres que padecen anorgasmia, en sus antecedentes sexuales no registran el haberse masturbado, lo que permite avizorar una falta de permiso para explorarse y reconocerse genitalmente y esto se liga con la dificultad de llegar al orgasmo.
Desde que nacemos somos seres sexuales porque respondemos a pulsiones, a una necesidad de reconocimiento corporal o de satisfacción del deseo a través de caricias en los genitales. Sin embargo entre nuestros educadores esto sigue siendo tabú y están quienes piensan que esta actividad en los pequeños debería reprimirse con un castigo.
Cabe aclarar que una práctica ininterrumpida de esta actividad me ha demostrado la falacia con la que me corrían de pequeño: “Si te hacés la paja te vas a quedar ciego, impotente, pelado, te van a crecer pelos en la mano o vas a tener más pecas, se te van a secar los testículos o se te va a  caer el clítoris”.
Resumiendo: la autogestión sexual nos acompaña hasta nuestros últimos días y se trata de una práctica íntima, privada, que puede asociarse o no con la relación que se tenga con los otros. Es una manera de mantener activo el erotismo y muchas personas recurren a esta práctica en momentos donde no pueden, por circunstancias especiales, tener relaciones sexuales con sus pares; por insatisfacción; por soledad o como una variante más en el infinito marco de posibilidades que permite el encuentro amoroso.
Creo que quienes se han masturbado y no nos han dicho nada son nuestroseducadores sexuales. Lo digo porque veo que se han quedado ciegos y no ven que la masturbación es algo positivo; por el contrario, al no hablar de ella, la siguen reprimiendo.
Hasta la próxima.

lunes, 28 de mayo de 2012

GRANDES ACTORES DE LA SOCIEDAD IV

Hoy: Ezequiel Nabón



La historia tiene personajes que nos ilustran y nos sirven de ejemplo.
Como siempre decimos hasta el cansancio y como nunca nos vamos a cansar, por eso vamos a seguir diciéndolo, esta Columna no sesga en el intento de rescatar a aquellos pro hombres que la historia oficial se encarga de dejar en el anonimato. 
Hoy les voy a contar la vida de Ezequiel Nabón, el hombre que despertó y no supo quién era; o no despertó nunca y siempre fue lo que fue; o era quién era aún despierto. Nunca se sabrá.
Ya de muy temprana edad este muchacho mostró ese perfil característico que lo acompañaría de por vida. Sus compañeros de escuela secundaria sabían que podían contar con él para lo que quisieran; siempre y cuando lo que quisieran representara el accionar de la mayoría o al menos del grupo dominante. Seguir los impulsos de la masa estudiantil, aunque en su fuero íntimo no estuviera de acuerdo, en él era una actitud de vida para no quedar del lado de los nerds.
“Si lo dicen todos, debe ser verdad”, siempre se excusaba Eze Nabón, como lo llamaban en su entorno.
Recuerdo en este momento una arenga contra el Director de la escuela que sería un punto de inflexión en su destino. Bien sabido es que, quién se precie de estudiante rebelde, debe estar siempre en contra de las autoridades escolares y Eze Nabón no podía ser menos; así que mezclado entre el grupo y exaltado por sus colegas de estudio, en medio de un acto protocolar, alzó la voz gritándole al Director: “Callate, caracol”, sin saber porqué (tiempo después supo que era por eso de ser arrastrado, baboso y cornudo). Le valió la expulsión del secundario y su destino de trota mundo.
En realidad y a fuerza de ser sincero, más que trotar el mundo debió correr y por las calles de su ciudad para alcanzar la vida que se le escapaba.
Su destino de sombra estaba echado.
Deambulando casi cual fantasma, pasando desapercibido aunque siempre inmerso en la multitud, se entregó de lleno al consumo de los medios masivos de comunicación, absorbiendo cuanta noticia –sin preocuparse por su procesamiento- le fuera puesta en frente, cuanta publicidad de panacea le ofrecieran o viviendo grandes “sueños” ajenos que de a poco los fue creyendo propios. Y a base de bombardeo y repetición de imágenes de videoclips fue construyendo su realidad en el sentido y la forma que le decían debía hacerlo.
Aquella personalidad maleable que incipientemente se avizoraba en la secundaria, Eze se encargó de desarrollarla en su adultez. 
Según el célebre historiador Yamal Averigüé, miembro en jefe de la Comisión por el Rescate y el Recuerdo de los Olvidados (la CRRO, por su sigla en castellano), dependiente de la Universidad Ecléctica de Bombal, pudo determinar por pura intuición –ya que no se cuentan con datos fehacientes- que Nabón sufrió un shock a consecuencia de un fuerte golpe ocasionado por un cúmulo de ideas totalmente ajenas a él, que lo direccionó a pensar, qué pensar y a perder todo análisis y pensamiento propio. Esto último es lo que, según el historiador Yamal Averigüé, lo llevó a profundizar la investigación de este personaje: la pérdida del habla, no por quedarse mudo, sino la pérdida como acto individual de ejercicio del lenguaje al seleccionar los signos que ofrece la lengua como articulación de un razonamiento previo, para transformarse en repetición loresca de un discurso ajeno.  
El estudio de la vida de Eze Nabón dio como resultado el descubrimiento de un patrón: “el homo cotorrus”, que hoy se puede observar en infinidad de personas con las cuales nos cruzamos a diario. Son sujetos sin un mínimo de opinión propia, que solo repiten opiniones ajenas; incapaces de diferenciar cuáles son sus sentimientos propios y cuales los que les han impuesto; sujetos que se conducen homogéneamente y que consumen porque la publicidad lo dice.
Sujetos que, al fin, dejaron de ser sujetos para ser predicados.
Si usted conoce algún “homo cotorrus” me avisa; por ahora, yo me voy a ver la TV que me distrae.

lunes, 21 de mayo de 2012

DE QUE LADO DEL DISPARO ESTÁS

Y no creo que haya ni absolutos, ni relativos; simplemente creo que hay puntos de vista distintos que dependen de que lado del disparo estás. Cuando estás detrás del arma, sos el asesino y si estás delante, sos el asesinado. En todo caso, siempre fuiste vos.


No hay nada absoluto, dice un viejo amigo (viejo por la pila de años que nos conocemos, pero fundamentalmente por su avanzada edad), todo es relativo; convirtiendo, así, la relatividad en un nuevo absoluto.
Hace poco tiempo atrás se armó un revuelo bárbaro en el barrio. Resulta que en una casa de la esquina vivía una familia (eran como 30 entre hombres y mujeres) comandada por una mujer mayor. A los vecinos les llamaba la atención que por las noches concurrían diferentes hombres a visitar a las mujeres de la casa y se iban a la mañana siguiente. Indagando en el tema, descubrieron que varios de los menores que vivían en esa casa eran hijos de alguno de los hombres nocturnos. Indignados (no como los grupos de europeos que tienen un verdadero fundamento para indignarse) hicieron la denuncia y todos los miembros de la familia fueron presos: algunos acusados de trata, otros por ejercicio de la prostitución y los hijos fueron despojados de sus madres por promiscuidad y entregados a un hogar estatal.

La tradición más famosa y enigmática (para nosotros) de los mossuo (una de las 55 minorías étnica que conforman el 10% de la población total china y que habita al sur de ese país a pocos kilómetros del Tíbet) es la del llamado “matrimonio andante”. En esta comunidad se vive en la casa matriarcal y es en las mujeres en las que reside todo el poder social, teniendo incluso la libertad de elegir a sus “axia” (amantes o también llamado visitante nocturno), quienes serán padres si su semillita dio fruto pero no tendrán derechos sobre sus hijos.

Resulta que cuando se estaban llevando preso a los miembros de la familia de la esquina del barrio, una mujer mossuo que pasaba por ahí muy perpleja me manifestó que no entendía por qué tanto escándalo. Y agregó que a sus ojos, nosotros les resultábamos muy primitivos.

Pensaba en quién tenía la razón, si los vecinos que hicieron la denuncia o la mujer mossuo que no nos entiende, cuando me sacude de mis pensamientos Juan José Enigma y me dice Golber, le dejo uno de los míos: ¿se puede decir que hay condenas de muerte más humanas que otras? ¿Qué diferencia existe para el muerto y sus deudos entre una inyección letal o la silla eléctrica, con un ahorcamiento o fusilamiento? Que estas últimas dos formas de matar, hoy son rudimentarias a la par de las otras dos y, por ende, propias de sociedades incivilizadas.

Sacudí la cabeza y volví sobre el título de esta entrada y realmente todo depende del lado del disparo en el que nos pongamos; porque les cuento, hubo una vez que disparé y di en el blanco y todo fue revolución y las cosas cambiaron. Pero hubo otra vez en que fallé el blanco y fui mucho tiempo preso por sedicioso. Un simple yerro de disparo te coloca de un lado o del otro de la línea y la sangre te puede manchar y si no fíjense en Obama (o era Osama? Suenan muy parecido), el no se mancha de sangre porque está de este lado de la línea (el otro si se manchó de sangre, peyorativa y literalmente hablando).

Cuando juzgamos al otro, lo hacemos desde nuestra propia mirada y por una lógica perspectiva de la visión seguramente que ese otro va a estar equivocado. Entonces, el poder hegemónico nos vende el concepto de multiculturalismo como una aceptación democrática de las diferencias.

Debemos dejar la posición que adoptemos en el disparo para empezar a vernos de manera horizontal, y esto no es acostarnos todos en el piso y mirarnos; esto es, aceptar las singularidades no ya como opuestas sino como yuxtapuestas en una tarea común, en donde el otro, aunque piense u obre de diverso modo que yo, comparte conmigo la ardua tarea de construirnos como semejantes.

Debemos reconocer al Prójimo no ya como el otro a uno mismo, sino como aquel por el cual nosotros somos el uno mismo.

Me puse muy serio en esta entrada. Perdón. La próxima va a ser más divertida.