En este espacio cada estereotipo ciudadano tiene su lugar. No me voy a reír de ellos, sino con ellos y vos podes prestar tu risa

lunes, 21 de mayo de 2012

DE QUE LADO DEL DISPARO ESTÁS

Y no creo que haya ni absolutos, ni relativos; simplemente creo que hay puntos de vista distintos que dependen de que lado del disparo estás. Cuando estás detrás del arma, sos el asesino y si estás delante, sos el asesinado. En todo caso, siempre fuiste vos.


No hay nada absoluto, dice un viejo amigo (viejo por la pila de años que nos conocemos, pero fundamentalmente por su avanzada edad), todo es relativo; convirtiendo, así, la relatividad en un nuevo absoluto.
Hace poco tiempo atrás se armó un revuelo bárbaro en el barrio. Resulta que en una casa de la esquina vivía una familia (eran como 30 entre hombres y mujeres) comandada por una mujer mayor. A los vecinos les llamaba la atención que por las noches concurrían diferentes hombres a visitar a las mujeres de la casa y se iban a la mañana siguiente. Indagando en el tema, descubrieron que varios de los menores que vivían en esa casa eran hijos de alguno de los hombres nocturnos. Indignados (no como los grupos de europeos que tienen un verdadero fundamento para indignarse) hicieron la denuncia y todos los miembros de la familia fueron presos: algunos acusados de trata, otros por ejercicio de la prostitución y los hijos fueron despojados de sus madres por promiscuidad y entregados a un hogar estatal.

La tradición más famosa y enigmática (para nosotros) de los mossuo (una de las 55 minorías étnica que conforman el 10% de la población total china y que habita al sur de ese país a pocos kilómetros del Tíbet) es la del llamado “matrimonio andante”. En esta comunidad se vive en la casa matriarcal y es en las mujeres en las que reside todo el poder social, teniendo incluso la libertad de elegir a sus “axia” (amantes o también llamado visitante nocturno), quienes serán padres si su semillita dio fruto pero no tendrán derechos sobre sus hijos.

Resulta que cuando se estaban llevando preso a los miembros de la familia de la esquina del barrio, una mujer mossuo que pasaba por ahí muy perpleja me manifestó que no entendía por qué tanto escándalo. Y agregó que a sus ojos, nosotros les resultábamos muy primitivos.

Pensaba en quién tenía la razón, si los vecinos que hicieron la denuncia o la mujer mossuo que no nos entiende, cuando me sacude de mis pensamientos Juan José Enigma y me dice Golber, le dejo uno de los míos: ¿se puede decir que hay condenas de muerte más humanas que otras? ¿Qué diferencia existe para el muerto y sus deudos entre una inyección letal o la silla eléctrica, con un ahorcamiento o fusilamiento? Que estas últimas dos formas de matar, hoy son rudimentarias a la par de las otras dos y, por ende, propias de sociedades incivilizadas.

Sacudí la cabeza y volví sobre el título de esta entrada y realmente todo depende del lado del disparo en el que nos pongamos; porque les cuento, hubo una vez que disparé y di en el blanco y todo fue revolución y las cosas cambiaron. Pero hubo otra vez en que fallé el blanco y fui mucho tiempo preso por sedicioso. Un simple yerro de disparo te coloca de un lado o del otro de la línea y la sangre te puede manchar y si no fíjense en Obama (o era Osama? Suenan muy parecido), el no se mancha de sangre porque está de este lado de la línea (el otro si se manchó de sangre, peyorativa y literalmente hablando).

Cuando juzgamos al otro, lo hacemos desde nuestra propia mirada y por una lógica perspectiva de la visión seguramente que ese otro va a estar equivocado. Entonces, el poder hegemónico nos vende el concepto de multiculturalismo como una aceptación democrática de las diferencias.

Debemos dejar la posición que adoptemos en el disparo para empezar a vernos de manera horizontal, y esto no es acostarnos todos en el piso y mirarnos; esto es, aceptar las singularidades no ya como opuestas sino como yuxtapuestas en una tarea común, en donde el otro, aunque piense u obre de diverso modo que yo, comparte conmigo la ardua tarea de construirnos como semejantes.

Debemos reconocer al Prójimo no ya como el otro a uno mismo, sino como aquel por el cual nosotros somos el uno mismo.

Me puse muy serio en esta entrada. Perdón. La próxima va a ser más divertida.

2 comentarios:

  1. Muy cierto Golber

    Todo esta desde el punto de vista que lo mires

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  2. Muchas veces cuando miramos y lo hacemos desde nuestra perspectiva, nos olvidamos de las particularidades del observado y perdemos la objetividad. Seguramente desde mi mirada un miembro de una tribu africana va a ser muy diferente a mí; como yo lo voy a ser de él desde su mirada.

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