En este espacio cada estereotipo ciudadano tiene su lugar. No me voy a reír de ellos, sino con ellos y vos podes prestar tu risa

lunes, 28 de mayo de 2012

GRANDES ACTORES DE LA SOCIEDAD IV

Hoy: Ezequiel Nabón



La historia tiene personajes que nos ilustran y nos sirven de ejemplo.
Como siempre decimos hasta el cansancio y como nunca nos vamos a cansar, por eso vamos a seguir diciéndolo, esta Columna no sesga en el intento de rescatar a aquellos pro hombres que la historia oficial se encarga de dejar en el anonimato. 
Hoy les voy a contar la vida de Ezequiel Nabón, el hombre que despertó y no supo quién era; o no despertó nunca y siempre fue lo que fue; o era quién era aún despierto. Nunca se sabrá.
Ya de muy temprana edad este muchacho mostró ese perfil característico que lo acompañaría de por vida. Sus compañeros de escuela secundaria sabían que podían contar con él para lo que quisieran; siempre y cuando lo que quisieran representara el accionar de la mayoría o al menos del grupo dominante. Seguir los impulsos de la masa estudiantil, aunque en su fuero íntimo no estuviera de acuerdo, en él era una actitud de vida para no quedar del lado de los nerds.
“Si lo dicen todos, debe ser verdad”, siempre se excusaba Eze Nabón, como lo llamaban en su entorno.
Recuerdo en este momento una arenga contra el Director de la escuela que sería un punto de inflexión en su destino. Bien sabido es que, quién se precie de estudiante rebelde, debe estar siempre en contra de las autoridades escolares y Eze Nabón no podía ser menos; así que mezclado entre el grupo y exaltado por sus colegas de estudio, en medio de un acto protocolar, alzó la voz gritándole al Director: “Callate, caracol”, sin saber porqué (tiempo después supo que era por eso de ser arrastrado, baboso y cornudo). Le valió la expulsión del secundario y su destino de trota mundo.
En realidad y a fuerza de ser sincero, más que trotar el mundo debió correr y por las calles de su ciudad para alcanzar la vida que se le escapaba.
Su destino de sombra estaba echado.
Deambulando casi cual fantasma, pasando desapercibido aunque siempre inmerso en la multitud, se entregó de lleno al consumo de los medios masivos de comunicación, absorbiendo cuanta noticia –sin preocuparse por su procesamiento- le fuera puesta en frente, cuanta publicidad de panacea le ofrecieran o viviendo grandes “sueños” ajenos que de a poco los fue creyendo propios. Y a base de bombardeo y repetición de imágenes de videoclips fue construyendo su realidad en el sentido y la forma que le decían debía hacerlo.
Aquella personalidad maleable que incipientemente se avizoraba en la secundaria, Eze se encargó de desarrollarla en su adultez. 
Según el célebre historiador Yamal Averigüé, miembro en jefe de la Comisión por el Rescate y el Recuerdo de los Olvidados (la CRRO, por su sigla en castellano), dependiente de la Universidad Ecléctica de Bombal, pudo determinar por pura intuición –ya que no se cuentan con datos fehacientes- que Nabón sufrió un shock a consecuencia de un fuerte golpe ocasionado por un cúmulo de ideas totalmente ajenas a él, que lo direccionó a pensar, qué pensar y a perder todo análisis y pensamiento propio. Esto último es lo que, según el historiador Yamal Averigüé, lo llevó a profundizar la investigación de este personaje: la pérdida del habla, no por quedarse mudo, sino la pérdida como acto individual de ejercicio del lenguaje al seleccionar los signos que ofrece la lengua como articulación de un razonamiento previo, para transformarse en repetición loresca de un discurso ajeno.  
El estudio de la vida de Eze Nabón dio como resultado el descubrimiento de un patrón: “el homo cotorrus”, que hoy se puede observar en infinidad de personas con las cuales nos cruzamos a diario. Son sujetos sin un mínimo de opinión propia, que solo repiten opiniones ajenas; incapaces de diferenciar cuáles son sus sentimientos propios y cuales los que les han impuesto; sujetos que se conducen homogéneamente y que consumen porque la publicidad lo dice.
Sujetos que, al fin, dejaron de ser sujetos para ser predicados.
Si usted conoce algún “homo cotorrus” me avisa; por ahora, yo me voy a ver la TV que me distrae.

lunes, 21 de mayo de 2012

DE QUE LADO DEL DISPARO ESTÁS

Y no creo que haya ni absolutos, ni relativos; simplemente creo que hay puntos de vista distintos que dependen de que lado del disparo estás. Cuando estás detrás del arma, sos el asesino y si estás delante, sos el asesinado. En todo caso, siempre fuiste vos.


No hay nada absoluto, dice un viejo amigo (viejo por la pila de años que nos conocemos, pero fundamentalmente por su avanzada edad), todo es relativo; convirtiendo, así, la relatividad en un nuevo absoluto.
Hace poco tiempo atrás se armó un revuelo bárbaro en el barrio. Resulta que en una casa de la esquina vivía una familia (eran como 30 entre hombres y mujeres) comandada por una mujer mayor. A los vecinos les llamaba la atención que por las noches concurrían diferentes hombres a visitar a las mujeres de la casa y se iban a la mañana siguiente. Indagando en el tema, descubrieron que varios de los menores que vivían en esa casa eran hijos de alguno de los hombres nocturnos. Indignados (no como los grupos de europeos que tienen un verdadero fundamento para indignarse) hicieron la denuncia y todos los miembros de la familia fueron presos: algunos acusados de trata, otros por ejercicio de la prostitución y los hijos fueron despojados de sus madres por promiscuidad y entregados a un hogar estatal.

La tradición más famosa y enigmática (para nosotros) de los mossuo (una de las 55 minorías étnica que conforman el 10% de la población total china y que habita al sur de ese país a pocos kilómetros del Tíbet) es la del llamado “matrimonio andante”. En esta comunidad se vive en la casa matriarcal y es en las mujeres en las que reside todo el poder social, teniendo incluso la libertad de elegir a sus “axia” (amantes o también llamado visitante nocturno), quienes serán padres si su semillita dio fruto pero no tendrán derechos sobre sus hijos.

Resulta que cuando se estaban llevando preso a los miembros de la familia de la esquina del barrio, una mujer mossuo que pasaba por ahí muy perpleja me manifestó que no entendía por qué tanto escándalo. Y agregó que a sus ojos, nosotros les resultábamos muy primitivos.

Pensaba en quién tenía la razón, si los vecinos que hicieron la denuncia o la mujer mossuo que no nos entiende, cuando me sacude de mis pensamientos Juan José Enigma y me dice Golber, le dejo uno de los míos: ¿se puede decir que hay condenas de muerte más humanas que otras? ¿Qué diferencia existe para el muerto y sus deudos entre una inyección letal o la silla eléctrica, con un ahorcamiento o fusilamiento? Que estas últimas dos formas de matar, hoy son rudimentarias a la par de las otras dos y, por ende, propias de sociedades incivilizadas.

Sacudí la cabeza y volví sobre el título de esta entrada y realmente todo depende del lado del disparo en el que nos pongamos; porque les cuento, hubo una vez que disparé y di en el blanco y todo fue revolución y las cosas cambiaron. Pero hubo otra vez en que fallé el blanco y fui mucho tiempo preso por sedicioso. Un simple yerro de disparo te coloca de un lado o del otro de la línea y la sangre te puede manchar y si no fíjense en Obama (o era Osama? Suenan muy parecido), el no se mancha de sangre porque está de este lado de la línea (el otro si se manchó de sangre, peyorativa y literalmente hablando).

Cuando juzgamos al otro, lo hacemos desde nuestra propia mirada y por una lógica perspectiva de la visión seguramente que ese otro va a estar equivocado. Entonces, el poder hegemónico nos vende el concepto de multiculturalismo como una aceptación democrática de las diferencias.

Debemos dejar la posición que adoptemos en el disparo para empezar a vernos de manera horizontal, y esto no es acostarnos todos en el piso y mirarnos; esto es, aceptar las singularidades no ya como opuestas sino como yuxtapuestas en una tarea común, en donde el otro, aunque piense u obre de diverso modo que yo, comparte conmigo la ardua tarea de construirnos como semejantes.

Debemos reconocer al Prójimo no ya como el otro a uno mismo, sino como aquel por el cual nosotros somos el uno mismo.

Me puse muy serio en esta entrada. Perdón. La próxima va a ser más divertida.

lunes, 14 de mayo de 2012

IGUALDAD DE GÉNERO

Siempre consideré que el hombre es hombre y se construye como hombre a base de sus derrotas. Cuantas más derrotas tengamos, más hemos vivido. Y para la mujer, en tiempos de igualdad, ¿no tendría que ser lo mismo?
Porque digo esto, porque hasta ahora pensaba que la peor frase que te puede decir una mujer es "Tenemos que hablar..." Se te frunce hasta el último pelo. Pero no, veo que la peor frase que te pueden decir es: "yo también te quiero... pero solo como amigo". Ahí te mató. Te pegó un tiro en el medio de la frente y te condenó a una vida de humillación.
Si no, fíjense lo que le pasó a un amigo. Este muchacho está –calculo ahora que estaba- perdidamente enamorado de Catalina (reconozco: una linda mujer y muy dulce, muy tierna).
-¿Qué hice mal, Golber? Íbamos al cine, nos hemos reído, hemos pasado horas tomando café, charlando ¿A partir de qué café nos hicimos amigos, Golber? ¿Del quinto? ¿Del sexto? Porqué no me avisó. Un café menos y ahora me estaría acostando con ella. No descarto el ser amigo; la amistad es un don increíble. ¿Pero de una mujer? Si para ellas un amigo se rige por las mismas normas que un tampón: puedes ir a la pileta con él, montar a caballo, bailar. Lo único que no puedes hacer con él es tener relaciones sexuales.
– Bueno, no es para tanto. Para ella significa que eres el más simpático del mundo, el que mejor la escucha, el más macanudo. No se va a acostar con vos; lo va a hacer con un impresentable que cuando la cague, seguro te va a llamar a vos para pedirte consejo; le dije.
- No me ayude, Golber. En algún memento me equivoqué. Yo quería sexo con ella y el ser su amigo consiste en arruinarme mi vida sexual. ¿Qué hará, entonces, con sus enemigos? A mí me parece muy bien que seamos amigos, lo que no entiendo es donde está escrito que amigos no puedan tener sexo. Está bien; como amigo puedo usar la técnica del gusano miserable y sacarle mano o tirarle abajo todo tipo que conozca, ya que confía en mí y soy palabra autorizada para decirle este te conviene, este no (en realidad voy a decirle que ninguno le conviene). ¿Pero por qué tengo que llegar a humillarme cada vez más? No es justo, Golber. A parte nosotros no andamos por la vida diciendo que son todas unas hdp porque Catalina me quiere solo como amigo.
- No entiendo eso, amigo, explíquese.
– Sencillo. El otro día viene Catalina llorando y me dice: Marcelo es un hdp. Todos los hombres son unos hdp; bueno, vos no, vos sos distinto, sos mi amigo; pero todos los hombres son iguales. Me engañó. Lo único que quería era acostarse conmigo. Una vez que lo logró, desapareció. Lo único que tienen en la cabeza es sexo. No piensan en nuestros sentimientos.
Y me quedé pensando en los sentimientos de mí amigo, que también quería sexo como Marcelo y como Catalina.
El intercambio necesario de fluidos genitales, acompañados de pasión y deseo, es el aspecto más maravilloso de nuestras vidas. Es ese punto mágico donde dejamos de ser lo que somos y nos entregamos irracionalmente al instante.
Catalina quiere ese momento mágico con Marcelo. Lo tiene, pero Marcelo después desaparece y todos los hombres pasamos a ser hdp.
Catalina no quiere ese momento mágico con mi amigo. Por obra y gracia de las palabras, lo convierte en su amigo. Y a ninguno de nosotros se nos ocurre decir que por Catalina son todas unas hdp.
Los sentimientos de Catalina y de mi amigo se vieron, ambos, mancillados. En tiempo de igualdad de género es hora de que las mujeres se construyan a base de sus derrotas, también.
Un beso en la frente y espero debate.


lunes, 7 de mayo de 2012

CHARLAS DE CAFÉ. CUARTA ENTREGA



Cuando llegué al Café, la discusión había empezado y discurría por caminos que los partisanos suelen recorrer con holgura.
-Siéntese, Golber y escuche; me gritó el Tordo Martorello sin antes haber contradicho lo que acababa de decir Aureliano. Me sumé a la charla en silencio (muchas veces la mejor forma de compartir un café es escuchando a los demás).
-No es así, decía Martorello. Usted, Aureliano, no puede desconocer que el mundo está al amparo de la publicidad y el consumismo más irresponsables. Los grandes grupos económicos extienden sus tentáculos hasta el último rincón del planeta, abarcando todos los ámbitos de las actividades humanas. Y si no, mire la televisión, el gran instrumento idiotizador de nuestra era, la gran lavadora de cerebros; plataforma perfecta para la ofensiva publicitaria.
-Y por otro lado, agregó Polo, la miseria convive con la alta tecnología y los grandes avances científicos con la progresiva escasez de los recursos más vitales.
-Eso es verdad, dije yo.
-No interrumpa y escuche, soltó Polo. Tenemos a nuestro alcance toda clase de artefactos electrónicos, diseñados para facilitarnos el trabajo o el entretenimiento; pero las cosas realmente esenciales, como una vivienda digna, alimentos sanos y naturales o una atención sanitaria de calidad resultan cada día menos asequibles para el común de los mortales, que por esas paradojas de la vida constituyen el mayor porcentaje de población. La explotación desmedida de los recursos naturales aparece como la culpable de la miseria y la pobreza que se extiende por todo el planeta.
Es que si uno se pone a pensar, los gobiernos y las empresas nos ven no como individuos dotados de libre albedrío, si no como simples consumidores. Hasta los programas de los partidos políticos en tiempo de elecciones se venden como un producto más, surgido de una cadena de montaje. Los gurús del marketing continúan diseñando estrategias, para convencernos de que el camino de la felicidad pasa por los grandes almacenes y los centros comerciales.
-Otra paradoja, agregó el Tordo al que nunca había visto tan comprometido con el discurso. Gozamos del nivel de riqueza material más alto de nuestra historia, pero nuestra calidad de vida se degrada a marchas forzadas. Bosques, selvas y océanos son esquilmados sin misericordia para seguir alimentando industrias obsoletas, cuando no completamente innecesarias. La población aumenta sin freno, las ciudades crecen más de lo razonable y se urbanizan sin control amplias zonas naturales, muchas de ellas vitales para el sostenimiento del equilibrio ecológico. La contaminación se dispara y las reservas de agua potable disminuyen. Pero nos preocupa más ganar el suficiente dinero para comprarnos la última TV salida al mercado, que los vertidos tóxicos en un río; adquirir el último disco del grupito de moda, que la desaparición diaria de una superficie de selva tropical equivalente a cinco campos de fútbol.
-Las multinacionales, auténticos gobiernos en la sombra son omnímodas, disparó Polo, y los gobiernos nacionales aparecen como apéndices secundarios de las grandes corporaciones, que son las que de verdad manejan el mundo. El planeta ha sido dividido a fin de aprovechar más eficientemente sus recursos que, dicho sea de paso, son cada vez más escasos a causa de la sobre explotación a la que han sido sometidos sin tregua durante décadas. En esta Tierra super poblada coexisten la ostentación y el lujo con la miseria y la degeneración; la técnica más avanzada, con la más apremiante carencia de materias primas. Se viaja en fabulosos vehículos de alta gama y tecnología; pero los combustibles fósiles están casi totalmente agotados. Los niveles de contaminación son altos y la deforestación ha alcanzado cotas inimaginables. Y no me diga que no, Aureliano.
-No digo que no, trató de defenderse Aureliano. Tampoco pueden desconocer que brilla una tenue luz de esperanza: los ecologistas, las únicas personas sensatas en esta sociedad de consumo que ustedes acaban de definir. Estos no aspiran sólo a destruir el sistema, sino también a concientizar a la gente acerca de la necesidad de tomar medidas drásticas para asegurar la supervivencia de la vida sobre la Tierra; como por ejemplo: limitación del crecimiento de la población, puesta en marcha de programas de reforestación y recuperación de los suelos, y descentralización de los núcleos urbanos. Pero por sobre todo, en acabar de una vez con la producción de artefactos de consumo, inútiles y por tanto innecesarios, para los que no existe demanda natural y en cuya fabricación se malgastan ingentes cantidades de valiosísimas materias primas.
-Bravo, bravo, grité. Es la primera vez que los escucho comprometido con el discurso. Un análisis perfecto de nuestra realidad.
-Má qué compromiso ni análisis, Golber. Nos tomamos la libertad de recrear el mundo de la novela de ciencia ficción Los mercaderes del espacio de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth, escrita en 1953 y considerada una de las obras cumbres de la novela distópica.
La distopía, término acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill, de uso frecuente y corriente aunque no incluido en el Diccionario de la Real Academia Española, refiere a la utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal. Los textos basados en distopías surgen como obras de advertencia y guardan relación con la época y con el contexto socio-político en que se escriben.
Las utopías de hoy serán las realidades de mañana.
Las distopías de ayer ¿son nuestra realidad?
Nos vemos.

martes, 1 de mayo de 2012

MENTIROSOS, CHANTAS Y ESCARABAJOS

Cuando uno se cansa de que nos consideren estúpidos.

Hace unos días iba camino al médico cuando me topé con Harold Camping. Para quienes no sepan quién es este señor, les comento que es un célebre numerólogo que por medio de esta ciencia interpreta las Sagradas Escrituras. Principalmente su preocupación es el apocalipsis. Primero predijo el fin del mundo para el 21 de mayo de 1988. Cuando esa fecha falló, publicó una obra titulada ¿1994? donde afirmó que, según sus cálculos, la historia iba a terminar el 6 de septiembre del 1994. Reevaluando los números las dos últimas profecías de su repertorio fueron el 21 mayo del 2011 y como no sucedió nada corrió la fecha al 21 octubre del mismo año.
Amigo Harold, le digo, ¿qué pasa?, ¿vamos a tener fin del mundo, o no?
Y bueno, Golber, me respondió. Nadie es perfecto, ni tampoco se puede pretender perfección en esto de pronosticar el fin del mundo. Desde que irrumpieron las Universidades el apocalipsis dejó de ser una ciencia exacta.
Cuando intentaba darme un nuevo pronóstico, lo deje raudamente como se deja a un mentiroso y me fui corriendo al médico porque ya estaba cerca de la hora del turno. Hace un tiempo que me duele muchísimo la espalda.
Tiene el chasis ladeado, me dijo el doctor.
Sí, sufro de escoliosis, contesté.
No querido Golber, lo suyo es otra cosa me dijo irónicamente y con voz de predicador soltó: la columna vertebral une la cabeza con la pelvis formando un doble arco que simula un eje. Está formada por 33 vértebras, a las que hay que sumar 550 músculos, 400 ligamentos y tendones que nos proporcionan estabilidad. Además la columna protege la delicada médula espinal, donde reside la alegría de la vida. La estabilidad y la sujeción son dos dones que la columna vertebral regala a nuestro cuerpo. Es por ello que situaciones de inestabilidad y caída del ánimo, provocan de manera directa que la columna se queje en formato de dolor.
Mire Doctor, yo la única caída que tengo es la de la otra vez por la escalera. Me parece más razonable esa caída para que mi columna se queje que una caída del ánimo.
No señor, siguió el facultativo: la columna es el eje central de nuestro tronco, de manera que cuando polarizamos demasiado hacia un aspecto de la realidad, como por ejemplo hacia el lado femenino, que todos tenemos, negando el masculino o al revés, este eje se tuerce.
Lo que me faltaba. Soy gay porque tengo la columna torcida (…yo sabía lo de barba candado…).
Salí del consultorio médico pensando si no sería mejor, más humilde, reconocer que algo no sabemos en lugar de dar disparatadas respuestas o pretender intelectualismo. Pero es cierto, lo que yo pido es muy difícil, por eso les recomiendo el trabajo de mí autoría en donde explayo las bondades no explotadas del cascarudo al ser un insecto que no reconoce sus propias limitaciones. Fácticamente es imposible que este bicho vuele teniendo alas tan chicas en comparación con su cuerpo y sin embargo insiste en cortos vuelos que siempre culminan contra todo objeto contundente que se le presenta al paso y una serie de chichones que lo alientan a remontar vuelo otra vez.
A la conclusión que arribo en ese ecuménico trabajo, y que la Asociación Amigos del Cascarudo Toro reivindica, es que en la línea de evolución natural este insecto ha logrado llegar al nivel mayor y transmutar en célebres personajes que, ignorantes de sus limitaciones, insisten en ocupar espacios que le son esquivos (hay actores, cantantes, profesores, deportistas, profesionales, políticos, etc., y que cada uno de ustedes ya debe haber reconocido. Yo no voy a decir quiénes).
Un beso.